SEC. INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: La biografia de Guadalupe Amor CREDITO: ELENA PONIATOWSKA En su mejor momento la llamaron, para escarnio, "la pesima musa". Hoy Pita Amor jura y perjura que es superior a Sor Juana "porque ella esta muerta y yo estoy viva"; muertos tambien los protectores que le granjeo su belleza como Alfonso Reyes, no le queda mas que el autoelogio y decreta: "Yo soy la diosa". La reaccion ante su extraordinaria megalomania es siempre una: la risa. En principio, sin embargo, y frente a ella, lo que suele imperar es el miedo. Impactan sus extravagancias y su temperamento pero no es dificil descubrir en Pita Amor la imagen viva de los estragos que provoca la falta de autocritica. Desde pequena fue asi. Es su falla principal. Carga con la egolatria desorbitada practicamente desde su nacimiento. Al final lo que pareciera un exceso de autoestima no se convirtio en ella sino en falta de respeto por si misma. Cuajada de joyas falsas, con un vestido de lentejuela en pleno medio dia y la cara cubierta de maquillaje que convierte en mascara el rostro que fue calificado como "el mas divino de Mexico", Pita rompio su silencio y accedio a recibir a un grupo de periodistas en los dias previos a l homenaje que se le rindio en el Museo-estudio Diego Rivera. Pretendio mostrarse como una reina y reincidio en el intento la noche del homenaje mismo. Pita Amor no comparte el humor que despierta. Se enojo con Jesusa cuando comenzo a imitarla en "El Habito". Asidua primero a este bar donde tomaba para ella un sofa completo y se apoderaba del bano durante horas, no regreso jamas despues de aquel sketch que considero una afrenta a su estatura mitologica. Para nada es como Monsivais, que se pone feliz con las imitaciones que de el hace Jesusa con una peluca de algodon y una almohada en la barriga. Lo cierto es que Pita Amor es capaz de agotarle la paciencia al mismisimo Job. Beatriz Sheridan, Susana Alexander que le monto todo un espectaculo, Jesusa y Liliana que le brindaron no solo "medias de seda" sino su amistad, Martha Chapa que hizo de ella dos buenos dibujos, su familia entera, han optado por lo menos en algun momento por decirle "Bye-bye". Por eso se me ocurre que deberiamos proponer al Vaticano la canonizacion de Carlos Saaib, joven poeta que ha sostenido con ella una amistad de 20 anos y qu e, en el momento en que mas necesitaba Pita de una mano protectora, le brindo su atencion y su casa, y hoy sigue escuchandola gritar todo el dia "Carloooooooos!", en el Edificio Vizcaya. Tambien cuando nadie se acordaba de Pita, otro joven quijote de 25 anos aunque aparenta 40 (por su sabiduria) llego de Estados Unidos especialmente a buscarla: Michael Kark Schuessler. Se enamoro de su poesia cuando se la recitaba un amigo en Guadalajara, Angel de la Cruz, poeta el mismo, y, sin ninguna pista acerca de su domicilio llego a la ciudad de Mexico y se aventuro por las calles de la Zona Rosa. Alli la encontro, dando de bastonazos a los transeuntes, declamandose a si misma, negandose a pagar a lo s taxistas insultando a quien se le ponia enfrente. "Llevaba en la cabeza una flor de seda, marchita al igual que su duena, que contrastaba con su pelo corto y escaso pintado color caoba. Se movia lentamente, con notable inseguridad en sus pasos, observando todo con un par de ojos enormes enmarcados por una sombra azul gris aplicada sin moderacion y magnificados por un par de anteojos mal asentados... "Intui inmediatamente que esta aparicion casi surreal era ella, Pita Amor, ya no la mujer de figura desbordante que atrajera el interes de tantos pintores de decadas pasadas: Diego Rivera, Roberto Montenegro, Juan Soriano, Raul Anguiano, entre otros muchos, sino un personaje raro, hermetico, totalmente absorto en un mundo distante, completamente suyo..." Tembloroso, al presentarse ante ella le ofrecio una rosa. Alto, rubio y de ojos azules, de hombros anchos y sonrisa facil, Michael resulto encantador a los ojos de Pita. Le concedio el mayor de los privilegios segun ella: su amistad. Se dejo seguir por el, invitar a cenar por el, interrogar por el, le abrio su memoria y los cajones de sus comodas en las que guarda en riguroso orden sus anillos y sus collares de pacotilla, Michael se angustio, se fascino, y llevo a los Estados Unidos un primer borrador de un libro excelente: La undecima musa que hoy esta a punto de ser editado en Mexico por Diana. Se trata de una obra valiosa no solo porque Michael Schuessler se dedico de lleno a elaborar la biografia de Pita con testimonios de primera mano al conversar con sus hermanos (algunos de ellos, hoy ya muertos), sino porque este joven autor es un especialista en Letras Espanolas. Egresado de la Universidad de California en Los Angeles y discipulo directo de Jose Pascual Buxo en literatura colonial (tema de la maestria de Michael), el analisis que realiza sobre la obra de Pita nos explica a profundidad su ca racter metafisico. Sin embargo, lejos de ser una obra pesada y tediosa, nos muestra tambien la parte divertida de esta singular mujer en pasajes como el siguiente: "Cuando llego el club-sandwich que habia pedido, empezo a devorarlo dejando migas de pan tostado por todos lados y algunas acumulandose en su regazo. Este sorprendente descuido de su persona desmentia la cita de Napoleon Bonaparte, tantas veces reiterada por ella: Prefiero una mancha en el honor que una en el traje". Michael Schuessler ha reunido mas retratos de Pita de los que aparecen en la exposicion Una historia de amor llamada Pita. Tres dibujos de Enrique Asunsolo, una pintura al oleo de Guillermo Meza, el apunte de Cordelia Urueta, los bellismos dibujos de Shulamith Barra impregnados de poesia; en la muestra solo se exhibe uno de los retratos que le pinto Diego Rivera porque dolores Olmedo se nego a prestar los dos restantes que son de su propiedad, pero Michael los incluye todos. Para quienes no se explican el interes subito que ha despertado Pita Amor, la respuesta puede encontrarse en La undecima musa. Ahi descubrimos por que queda grabado en nuestras letras el nombre de la poetisa que criticaba Salvador Novo; "parece un imperativo del verbo pitar". Hay que leer, finalmente, una de las citas que Michael Schuessler recupera en su libro. Revueltas contemplo la existencia de dos Pitas: una, la de dia con sus vestidos interminablemente escotados, cubierta de joyas y centro de no pocas relaciones amorosas. La otra, de noche, que penetra en la inmensidad del intelecto con la esperanza de hallar una verdad absoluta para luego perderse en el infinito de la nada. .