SECCION ESPECTACULOS PAGINA 41 BALAZO: HETERODOXIAS CABEZA: El regreso de Hugh Hooper CREDITO: DAVID CORTES El hombre llego, folleto en mano, con una idea fija. Su mirada ansiosa, expectante, posandose en las minucias, a la busqueda de signos, incluso insignificantes para los demas: el rastro que lo condujera al destino de su peregrinar. Un breve intercambio de frases y el meticuloso seguimiento de las senales lo llevaron a su meta. Echo un vistazo a la casa antes de tocar y la confronto con la imaginada en suenos. Habia, ciertamente, un aire familiar. Kees Schep golpeo la puerta y fue el propio Hugh Hooper quien abrio. Cruzaron pocas palabras. Hooper apenas contuvo los elogios, las demostraciones de afecto; observo la sorpresa en el rostro de su visitante cuando le confeso que hacia tiempo que su bajo miraba a la pared. Schep, aunque incredulo, no cejo. Obstinado, hizo un ofrecimiento: si alguna vez queria tocar en Holanda, el le podia conseguir algunos musicos. Hooper, cortesmente, declino la invitacion. Regreso a sus actividades normarles -en ese entonces la pluma era su instrumento- y guardo la tarjeta con el nombre y el telefono de tosca caligrafia. No supo cuando empezo. De pronto la necesidad de pulsar su instrumento renacio. Su promesa de abandonar la musica se resquebrajaba. Hizo un viaje a Alemania con Elton Dean y Joe Gallivan, se unio a Equipe Out (grupo de Pip Pyle), luego a In Cahoots de Phil Miller. Finalmente llamo a Schep. Queria tocar algunas piezas con una banda y Schep le consiguio una, ademas de una pequena gira de diez fechas. Hooper habia de regresar al pais bajo, luego de la vibrante experiencia en varias ocasiones. Fragmentos de esa alquimia se encuentran en Meccano Pelorus (Wayside Music, 1991). El bajo de Hooper encontro en Frank van der Kooy y Kees van Veldhizen, saxofones; Dionys Breukers, teclados; Hans van der Zee, guitarra; y Pieter Bast, bateria, algo mas que una banda de soporte. Hallo el raport, el espiritu, entonces volatil, se asento. La musica llego directa, en ese estilo siempre propugnado por Hooper. El propio Schep, sabedor de estar frente a una ocasion especial, se encargo de grabar uno de esos conciertos y con esa cinta, mas otras grabadas ex profeso, Hooper lanzo Alive (Voiceprint , 1993), un disco de atmosfera turbia, en donde los ruidos incidentales (vasos, platicas, gritos) se incorporan sin rubor para testificar la vitalidad. Si alguna vez Hooper se oriento a la experimentacion (1984), siempre ha tenido gusto por trabajar estructuras finas en su musica, imprimiendo libertad a las voces instrumentales expendiendo las notas, dejando espacios alli en donde la respiracion asi lo demanda, eludiendo la obviedad de los ganchos melodicos a fin de entregar un discurso solido y sustancial. Aunque Alive retrata cortes pertenecientes a la mitad de los ochenta, en ellos no hay visos de fracturas, de hecho Hooper, siempre cambiante, se muestra aqui en una excelente forma y fue tal la respuesta de los musicos seleccionados que la mayoria de las composiciones pertenecen a ellos, solamente firmando dos el bajista. Quienes conocen a Hooper desde su epoca con Soft Machine, sabran a que atenerse: una mezcla de jazz rock con poco swing, hurgando mas en las posibilidades de los instrumentos, creando cortes de encubierta cachonderia, explotando el desarrollo de las frases y evitando las formulas tradicionales sin necesidad de recurrir a la improvisacion libre, utilizando esta en la dosis siempre justa. En suma, un Hooper completamente vivo.` .