SECCION: Espectaculos Pag. 45 CABEZA: ZONA DE TOLERANCIA CREDITO: CESAR SILVA GAMBOA DE PASO Como caso fuera de mi cotidianeidad, por primera vez desde hace mucho tiempo, el ocio se apodero de mi. Sin rumbo fijo camine por las calles del centro. Marquesina discreta y cine de aventuras juveniles cachondas: "Hoy Garganta profunda". Mas pronto que ya pague mi boleto y me dispuse a disfrutar, 22 anos despues, de una de las artistas porno que no pondria reparos a mis alcances. Al lado, tres chicas y ochocientos amigos que las acompanaban. La sala estaba casi a reventar y el calor de la impaciencia se hacia patente aun con las luces encendidas. La funcion dio inicio y se desataron los vapores. Yo ecuanime, solo pasaba saliva constantemente y con dificultad. En esas estaba cuando senti que algo caminaba sobre mi pierna izquierda. Pense en una probable rata, pero jamas me hubiera sospechado que la mano de la dama contigua habia sido tocada por la fiebre Linda Lovelace. Pense echarme a correr, pero antes de que pudiera pegar la carrera fui sujetado con firmeza de mi centro favorito de operaciones, la parte mas sensible de mi cuerpo. Y pu/s me quede ahi sentado comiendo punos de palomas a la velocidad de tres por segundo. La cara que he de haber traido me la imagino, pero frente a la pantalla, hasta adelante, quien podia verme. Y a sientele que sientele me la lleve. De pronto la cremallera, a instancias de habiles dedos, cedio poniendome en libertad. El manoseo se aceleraba y bajaba de ritmo segun la escena, y yo tieso, mudo, dejandome hacer. De pronto el rigor de la intimidad me asalto y atine, por fin, a decir: "Mejor nos vamos, šno crees?". Sin un si de por medio, la dama se puso de pie al tiempo que yo me incorporaba. Salimos del cine con destino, sin escalas, al Hotel Oslo (Eje Central 337, esquina Viaducto. N$100). Ese dia descubri que como la Lovelace hay pocas, pero menos aun son las que la superan y esta mujer era una de esas que te hace sentir que cualquier pulgada de mas es nada. .