SECCION CULTURA PAG. 37 CABEZA: Manias deprimentes CREDITO: l retrato inquietante y moralmente ambiguo de un policia corrupto el papel mas convincente de Richard Gere a la fecha que explota las debilidades de los demas. Pero para la siguiente Liebestraum (1991) tampoco exhibida en Mexico Figgis empezo a darle rienda suelta a un lado pretencioso que, hasta entonces, habia mantenido a raya. En torno a una embrollada trama sobre la demolicion de un bello edificio viejo, un asesinato escandaloso ocurrido en los 50 y un periodista que visita a la madre agonica que nunca conocio, el cineasta exhibio un ostentoso diseno visual mas bien digno de un recien egresado de una escuela de cine. Su mas reciente trabajo hollywoodense, Mr. Jones (hagamos de cuenta que no lo titularon aqui Un irresistible seductor), ni siquiera puede presumir de eso. La pelicula describe la relacion que se da entre el personaje titular (Gere, otra vez) y la psiquiatra Libbie Bowen (Lena Olin). Resulta que el tal Mr. Jones es un maniaco-depresivo cuyos estados de euforia lo llevan a intentar volar, dirigir orquestas sinfonicas o conquistar a cuanta mujer le sale al paso, seguidos por un contundente estado de aplatane. Asi, es internado en una clinica donde la doctora Bowen se hace cargo del paciente. Por supuesto, antes de que se pueda decir contratransferencia, ella se enamora de el. Siguiendo una tradicion hollywoodense impuesta desde Cuentame tu vida (Hitchcock, 1945), Mr. Jones parece confirmar que no puede haber un tratamiento psiquiatrico entre personas de sexo opuesto, sin que haya complicaciones amorosas. (Otros ejemplos recientes de la misma formula han sido Deseo y decepcion, de Phil Joanou, El principe de las mareas, de Barbra Straisand, y Susurros en la oscuridad), de Christopher Crowe). Todo ello no debe interpretarse como un apunte sobre la falta de etica en la profesion ps iquiatrica, sino mas bien como otro sintoma de las carencias imaginativas, imperantes en Hollywood. En el caso de Mr. Jones, la historia de amor de por si descabellada es obstruida ademas por esa presencia imposible que es Gere, cuyo desbordado narcisismo le impide conectar con sus alternativas. Un papel como el de un maniaco-depresivo es lo peor que se le puede asignar, pues el histrion aprovecha para exagerar al extremo su limitado catalogo de tics. La escena donde Gere se emociona con el ena. Para Figgis, como para muchos otros cineastas europeos actuales, el esquema hollywoodense ha resultado contraproducente. Quiza un regreso a las raices no le vendria mal. Su habilidad formal aun evidente en Mr. Jones puede aplicarse a cosas mucho mas interesantes que ilustrar la fantasia de cualquier paciente deseoso de obtener la atencion exclusiva de su psiquiatra. Mr. Jones-Un irresistible seductor (Mr. Jones) D: Mike Figgis/G:Erich Roth. Michael Cristofer, sobre un argumento de Roth/F. en C: Juan Ruiz Anchia/M: Maurice Jarre/Ed:Tom Rolf/I: Richard Gere, Lena Olin, Anne Bancroft, Tom Irwin, Delroy Lindo/P: Rastar Prductions, EU, 1993. .