SECCION CULTURA PAG. 31 BALAZO: EL ABSURDO CABEZA: Bajo el signo del ridiculo CREDITO: Una conversacion logica de dos rumanos casi siempre le parece absurda a un extranjero, e incluso la mayoria de los chistes rumanos tienen un humor absurdo. No por casualidad, el personaje-simbolo del rumano comun fue durante medio siglo de comunismo el llamado "Bula" (burbuja, en espanol), expresion eterea de una desesperanza no reconocida oficialmente. En un periodo de privaciones de todo tipo, desde la falta de calefaccion y de agua caliente en las casas durante los duros inviernos de frio siberiano hasta la imposibilidad de comunicarse libremente con un extranjero por miedo a la temida policia politica comunista, la ex Securitate, el absurdo de "Bula", el rebelde que rechazaba el orden, fue el tubo de escape de todo un pueblo. "Bula" fue a la vez presidente, ministro, funcionario publico corrompido, pero sobre todo el alumno tonto que subvertia la logica de su profesor por lo absurdo de sus respuestas. Asi un dia, el profesor pregunto a sus alumnos quien tenia la abuela mas bajita, y "Bula" le respondio: "Mi abuela es tan baja que tiene que subirse a una silla para poder limpiar el suelo". "Cuando los hombres no comparten mas tus opiniones, cuando no puedes hacerte comprender por ellos, tienes la impresion de que te enfrentas a unos monstruos, a unos rinocerontes, por ejemplo, que son una mezcla de candor y ferocidad. Te matarian con escrupulosidad", exclamaba en aquellos anos Ionesco desde Paris. El padre del teatro del absurdo tuvo sus raices en el terreno cultivado por otro dramaturgo rumano, Ion Luca Caragiale (1852-1912), poco conocido en el extranjero, quien fue uno de los primeros en inventar el lenguaje del absurdo y creador tambien del padre de "Bula", "Canuta-om sucit" (Jarrita-cabeza torcida). Nacido en el adviento antes de la llegada de la comadre, "Canuta" se cayo en un vaso de agua durante el bautizo, vivio al reves toda su vida e incluso fue enterrado al reves. Pero el absurdo de Caragiale que anunciaba la aparicion de un Ionesco reside en el lenguaje de sus personajes tipicamente rumanos, de dificil comprension para un extranjero aunque la traduccion sea perfecta. No es casual el origen rumano de uno de los precursores del surrealismo, Tristan Tzara, que creo a los veinte anos, en 1916 en Zurich (Suiza), el dadaismo, "mixtificacion y demostracion, estetica negativa", como lo califico en 1941 el critico rumano George Calinescu. Ese negativismo lo abrazo de una manera directa el mismo Ionesco en su folleto titulado "Nu" (No), que destrona a las glorias consagradas y trastorna las jerarquias, buscando por todas partes la negacion de las afirmaciones y de los lugares comunes. "Nu" es al mismo tiempo una huida febril hacia la busqueda de si mismo, bajo el signo del ridiculo, de la exasperacion, de la rebeldia, reflejada en decenas de vidrios rotos. El absurdo del pueblo rumano es como una fiesta en tiempos de estabilidad, una forma de equilibrio, de adaptacion, pero al mismo tiempo de rebeldia. Que ese absurdo no se nutre de la pasion lo demuestra perfectamente el actual periodo de transicion hacia la economia de mercado, en el que "Bula" ha desaparecido y dejado su sitio vacio, justo cuando se manifiesta el pragmatismo de unos y la desesperacion de la mayoria al enfrentarse a un absurdo cotidiano de naturaleza muy distinta al ofrecido por la aparente estabilidad de medio siglo de comunismo.(EFE) .