SECCION CULTURA PAGINA 32 CABEZA:Era una noche oscura y tormentosa/II CREDITOA:Ricardo Pohlenz Silas Flannery contempla el poster que ha pegado sobre la pared en la que un perro de la raza beagle esta sentado frente a una maquina de escribir. Las seis palabras que ha tecleado pueden verse por encima del can, y son las mismas que pueden leerse encima de este conglomerado tipografico. Silas Flannery, afamado autor de thrillers, victima de su autor, Italo Calvino, despues de tantos anos de vomitar cuartillas se siente incapaz de una linea, apenas mancha con grafias el papel, deshecha todo, las grafias, la tinta con la que las ha plasmado y el papel. Se asoma a la ventana y ve a una mujer que lee recostada en una tumbona, quisiera poder escribir el libro que lee esa mujer, irlo imaginando en su desarrollo de personajes, su trama, sus localismos, todas las pequenas obsesiones que sup onen una novela, en la necesidad de un lector, de esa lectora en particular. Podria preguntarse que tanta seguridad pudo haber tenido Joyce de tener y seguir teniendo lectores, aunque muchos solo sean especialistas, otros solo lo hayan sido tangencialmente y otros hayan abandonado la mision dos o tres paginas despues de que ha empezado la voragine, siempre hay alguien que guarda una edicion del Ulises traqueteada por los transitos, manoseada hasta la saciedad en sus detalles y te dices, un lector de Joyce. Pero, ¨podia estar seguro? ¨Podria estarlo Calvino que te apela de forma tan directa apenas abres su Si una noche de invierno un viajero o es un ansia por querer cerrar el circulo que abre todo libro, esa posibilidad entre historia y cifre, y no hace sino compartir en gran medida las tribulaciones de Silas Flannery, que para eso lo ha creado, frente a esas seis palabras, que aun al ser tan convencionales, te lanzan de lleno a la fabulacion, aunque despues queda el blanco de la pagina. Lo que no sabe Silas Flennery es que ese perro pondria, por ejemplo, despues de esas seis palabras, Se oyo un disparo. Lo que de algun modo le revelaria al lector que esta frente a un tipico thriller policiaco. Pero el perro es un autor desaforado y no ha acabado el parrafo cuando ya ha insertado en la accion a un barco pirata y una historia de amor. La novela resultante constara apenas de tres paginas, un amasijo truculento de lugares comunes donde lo importante, el proceso de escritura, que ha quedado al margen. En la cuarta de forros se ha omitido, por ejemplo, que el perro alguna vez se empeno en leer La guerra y la paz de Tolstoi, que meticuloso, leia una palabra por dia, las meditaba conscienzudamente, en la significacion y no en el sentido, con lo que proveia de una carencia, de un espacio vacio, a lo que de otra manera queria decir algo. Conseguia hacer del sinsentido un libro, distinto al libro, pero dependiente a el. Por ello, no se podria negar que acabara por ser, a fin de cue ntas, un lector. Todo acaba por ser una posibilidad, y en ello, en esa inminencia del salto que tiene lo posible, se da la verosimilitud, la certeza, esa mania que tiene lo imaginario de transgredir lo real. .