SECCION ESPECTACULOS PAG. 37 BALAZO: BRAVO MR. WATERS CABEZA: Alicia en busca del gato sonriente CREDITO: XAVIER VELASCO ¨A partir de cuando se volvieron respetables los seguidores de Pink Floyd? ¨Cuantos no pensaron que un concierto de tal banda en Mexico seria algo asi como la Convivencia nacional de los Centros de Integracion Juvenil? ¨Quien, que se considerase en su sano juicio, hubiesese atrevido a pensar que una misa de Floyd en la Magdalena Mixuca fuese cosa posible? Pues si, senores pachecos, se les hizo el brownie. A mi, la verdad, no van a decirme que esta es la musica pacifisita y bonita que tumbo al Muro con todo y Erich Honecker, porque tales no son sino especulaciones de maestrines elevados por escalafon a la categoria de yuppies clase B. La musica de Pink Floyd, para quienes tradicionalmente se hallaron al lado del grupo -a mas tardar, con el Wish You Were Here- no es discurso edificante ni moraleja freudiana, sino simple disposicion a la intrepidez mental, actitud muy comun entre quienes gustan de poner a sus n euronas a salto de mata entre la mezcalina y el tetrahidrocanabinol. Para este sector de la poblacion, Pink Floyd es cosa espesa, y traducir sus codigos equivale a embarcarse hacia una Disneylandia metafisica y privada, en la cual todo es posible. Para Pink Floyd, sus escuchas son Alicia en busca del sonriente gato sonsacador al que sus cuates nombran Cheshire Cat. Y bien: como tales fuimos tratados en el Autodromo Hermanos Rodriguez. No podemos quejarnos. "¨Viste el pinche ovni, brother?", dijeronme algunos dilectos amigos, empenados en creer en la tecnologia pinkfloydiana como evidencia de nexos con el Mas Alla. Aunque, para Pink FLoyd, el Mas alla no sea sino el duo dinamico que, shit, ya perdieorn; el psicodelico Syd Barret y el psicoanalitico Roger Waters. Abandonados por sus guias espirituales, Gilmore, Wright y Mason solo tenian dos salidas; tronar al Floyd o condenarlo al inevitable homenaje a un enemigo que no ha muerto: si, mis cuates, aqui el papa de los bachoquitos se llama Roger Waters. Les parezca o no, los exsocios de Waters deben cargar con la cruz de, por mucho que lo detesten, ir por el mundo rindiendole publica pleitesia. El capital de la banda, un enorme tambache de canciones con la firma de Waters al calce, necesita ser mostrado, toda vez que sin el ya no hubo grandes ideas germinando en las macetas del Floyd. "¨Que onda con el huevo?", sobresaltaronse algunos filosofos presentes en el concierto, inquietos por la posible funcion de un aparato de alta sofisticacion que a la mera hora solo sirvio como globo de discotheque, en el mejor estilo post-Gaynor. Ello, mas el subito salto de dos marranos truculentos y los juegos de luces tecno-rococo que nos hicieron el favor de meternos como a Supermario a un paisaje onda Tron, amen de los osados videoclips que cubrieron la pantalla redonda, es el saldo que deben pagar los sobrevivientes para sustituir a la imaginacion con tecnologia. Lo que una vez Roger Waters nos vendio como historias, hoy sus socios nos lo venden como hi-tech. Lo curioso es que sigue siendo un oferton, porque habemos quienes a esta banda le compramos todo lo que nos venda. Nadie como Pink Floyd para echar luces sobre una situacion todavia incomprendida por los amigos maestrines; la tecnologia no es la enemiga del artista, sino uno mas de sus cuantiosos patrimonios. Seria mentiroso y hasta medio culeron decir que, como espectador, extrane a Roger Waters. Pero no me puedo quitar de la maceta la idea de que todo esto, quiero decir TODO ESTO, es poca cosa frente a lo que Waters hizo alguna vez de Pink Floyd. Los motivos de la grandeza de este concierto no hay que buscarlos en las limitaciones creativas de Gilmore, ni en las ilimitaciones presupuestarias de la tecnologia de punta, sino en el talento de Waters. Es el, no ellos, quien cuenta su vida, y buena parte de la nues tra, en estas canciones. You know something, Mr. Waters? No nos la acabamos .