SEC. INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: Luis Donaldo Colosio: la soledad, la razon, la esperanza CREDITO: ROLANDO CORDERA CAMPOS El asesinato de Luis Donaldo Colosio desgarro nuestra conciencia, tanto aquella que nos corresponde como individuos como la que, con cierto optimismo, llamamos conciencia nacional. Hoy vivimos con angustia y dolor la evidencia de ese desgarramiento: abrumados por una incertidumbre viscosa que no nos deja salir de un oprobioso sentimiento de irrealidad. No es tanto el quienes, lo que nos angustia, sino el porque, el que sigue, y sobre todo el no es justo, no es justo. Luis Donaldo Colosio ofrecia una posibilidad, cada vez mas cercana, de una nueva, original, articulacion, entre ambicion politica, compromiso, angustia ante las dificultades enormes del presente y tranquilidad y parsimonia para imaginar un futuro mejor para Mexico y los mexicanos. Le preocupaba llegar a una buena e innovadora concepcion de liderazgo. Venia del centro del proyecto que quiere volverse hegemonico en la nacion, pero a la vez recogia vertientes y experiencias que nos permitian pensarle no solo como un eslabon de esta construccion hegemonica, sino sobre todo como un autentico relevo en la vision, la imaginacion y el compromiso en la conduccion del pais y del Estado. Colosio recogia la sensibilidad, todavia en formacion, de los nuevos politicos mexicanos, pero tambien disfrutaba de las ventajas de haber forjado su vocacion politica en el corazon mismo de un sistema que hoy a todos, como a el mismo le ocurrio, no nos provoca sino una reaccion unica: la urgencia de que cambie y que cambie ya. A la vez, Colosio buscaba aunar a su gana de poder y de dirigir el Estado, una trayectoria tecnica y administrativa que le permitia registrar sin temor y sin asombro los resortes d el poder jerarquico y de aquel que se deriva del control de la informacion y del conocimiento de los complejos procesos de la economia y las finanzas. Todo ello nos permitia pensar, en particular a quienes pudimos disfrutar de su serena y sonorense conversacion, que estabamos en presencia de un dirigente en construccion, quien todo el tiempo insistia en la necesidad de entender la dirigencia como el fruto de un compromiso etico; como algo que ya no podia ser sino el resultado de una accion colectiva e intensamente comprometida con un proyecto civilizatorio. Hoy sufrimos lo artero y cruel del asesinato y lloramos la desaparicion de un hombre bueno, que ademas queria ser politico y gobernar. Dificil, casi excentrica combinacion; tal vez fue por eso que quisimos creerle en su propuesta de esperanza. En esta perspectiva si nos quedamos un mucho solos. Tenemos que admitirlo si queremos empezar a caminar de nuevo. Estabamos aqui con y frente a nuestra condicion humana, sin promesa alguna de salvacion. Nos queda un legado, un mensaje que se forjaba y que podemos, con voluntad y sin renunciar al uso de la razon y la inteligencia, convertir en una realidad de democracia, justicia y libertad. Una triada ideal y fascinante que Colosio en vida y con su sacrificio ultimo, ayudo a convertir en un horizonte real izable que todos podemos compartir. * Este texto se debe a la amable invitacion que me hicieron Bertha Cuevas y Miguel Angel Orozco, para participar en el homenaje a Luis Donaldo Colosio que se realizo el pasado 9 de abril en el Museo "Jose Luis Cuevas". .