SEC. INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: Si hay tiempo para los acuerdos politicos CREDITO: Jacqueline Peschard No cabe duda que el asesinato de Luis Donaldo Colosio tendra repercusiones sobre el sistema politico mexicano que todavia no alcanzamos a vislumbrar cabalmente. Mientras algunos auguran el endurecimiento del gobierno como respuesta, para otros, el acuerdo politico es la unica salida posible no solamente para sortear la adversidad del momento, sino para abonar el camino de nuestra tan anhelada democratizacion El proximo 21 de agosto tendremos una primera definicion al respecto, porque lo que esta en juego en esta eleccion es la posibilidad de sentar las bases para el establecimiento de un nuevo entendimiento entre las fuerzas politicas y de una nueva linea de comunicacion entre el gobierno y la sociedad. Mucho se ha insistido en que el gran problema de los proximos comicios es la falta de credibilidad generalizada que ha llegado a trazar un verdadero circulo vicioso porque la desconfianza de los partidos, particularmente del PRD, en el gobierno, ha llevado a reclamar cambios constantes en la legislacion electoral, pero las normas que llegan a aprobarse ya ni siquiera tienen la oportunidad de aplicarse. Asi ocurrio con la reforma electoral aprobada en septiembre de 1993 para normar las elecciones federales d e este ano que esta actualmente en proceso de reformulacion. Una salida posible en la que se ha insistido como formula para romper con este circulo, es el establecimiento de acuerdos entre los actores centrales del proceso electoral para comprometerse con el cumplimiento de la ley y con el reconocimiento del triunfo de quienquiera que lo obtenga por esa via. Es cierto que el tiempo apremia, particularmente porque en los ultimos tres meses se han sucedido acontecimientos que han trastocado el panorama politico, pero a diferencia de lo que afirman algunos, si es posible que todos los partidos, o al menos los tres mas importantes, lleguen a los compromisos necesarios durante los cuatro meses que faltan para el 21 de agosto. La experiencia reciente ha mostrado que la aprobacion de una nueva ley electoral toma mucho tiempo. Tanto la reforma de 1989-1990 como la de 1993 tardaron mas de un ano en procesarse y ademas fueron incompletas porque no lograron incorporar al PRD, en buena medida porque la estrategia del partido del sol azteca era precisamente la de no suscribir las reformas, para poder mantener su linea de cuestionamiento a los resultados de los comicios. Sin embargo, en claro contraste, el Acuerdo para la Paz y la Democracia del pasado 27 de enero que establecio ocho compromisos para lograr elecciones transparentes, se firmo en un plazo muy corto. Es cierto que habia nuevos elementos en la escena politica que influyeron en las posturas de los partidos -el conflicto en Chiapas y el cambio en la Secretaria de Gobernacion- pero por si solos no explican la notable diferencia. La rapidez con la que se arribo al pacto interpartidario en el que por primera vez se sumo el PRD se explica gracias a todo el camino andado anteriormente, esto es, a todos los intentos previos de encontrar puntos de coincidencia, lo cual permitio tambien identificar los puntos de divergencia. El punto de quiebra, entonces, fue la expresa voluntad politica de dirigentes partidarios y candidatos presidenciales para promover dicho acuerdo. Pero, una golondrina no hace verano, y el acuerdo del 27 de enero no despejo totalmente el camino para el 21 de agosto, por lo que es necesario volver a establecer pactos, y refrendarlos, a fin de que respondan a los desafios que ha ido imponiendo la conmocionada realidad politica de nuestro pais. Por lo pronto, tenemos en puerta el periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Union que debera determinar los cambios a la legislacion electoral sobre los cuales parece haber consenso, pero este solo se refrendara en las Camaras. Inmediatamente despues sera necesario extender dichos acuerdos al terreno practico de la designacion de las nuevas autoridades electorales que aunque provengan de las filas no partidistas, deberan contar con la aprobacion de los partidos politicos. Ademas, y paralelamente, sera indispensable que los diferentes momentos del proceso electoral (verificacion del padron electoral, insaculacion de los funcionarios de casilla, formulas para ofrecer resultados el mismo dia de la eleccion, etc.) obtengan la ratificacion de los partidos. Como se ve, hay multiples tareas que deberan realizar los partidos politicos, independientemente de la relativa a sus campanas electorales, lo cual los obliga a ser mas eficientes y aprender de las experiencias previas. Una eleccion presidencial no creible pone en riesgo la transmision pacifica del poder y consecuentemente los margenes de gobernabilidad del futuro gobierno, sin los cuales no habria condiciones para impulsar la democratizacion. Los partidos tienen la palabra. .