SECCION: ESPECTACULOS PAG. 35 CINTILLO: HOMENAJE CABEZA: Jose Jose, artifice de la cultura popular CREDITO: ROGELIO SEGOVIANO Viernes 8 de abril, gelida y humeda noche primaveral. La gente se arremolina en torno a las entradas del Blanquita, en parte para entrar a ver el espectaculo de su idolo Jose Jose, y para guarecerse de la lluvia que no ceja. "Casets de a diez varos!, llevese las canciones del Principe por diez varos", gritan los vendedores ambulantes mientras cuatro mujeres se abren paso a empujones con canastas saturadas de discos compactos, casets y camisetas del oriundo de Claveria. Un tipo que acaba de llegar discute con un cuidacoches, quien pretende cobrarle, "por adela", 25 nuevos pesos si no quiere que le ponchen las llantas a su automovil. Luego de revisar que todos los de la funcion anterior hayan salido, los encargados permiten la entrada al publico. Por la puerta que tiene un letrerito de "prensa", docenas de personas pretenden acceder gratis. Las luces se apagan y de inmediato aparecen unos afeminados bailarines. Junto con ellos, un grupo de esculturales feminas. Le meten ganas, sin embargo, el ritmo, la coordinacion y el talento estan lejos de acompanarlos esta noche. Luego aparece el grupo Las Ilegales, cinco muchachas que a ritmo de tecnobanda pretenden hacer bailar quebradita al publico. Todo queda en eso, un simple intento. Tilin, el fotografo de la voz, como se denomina a si mismo, arranca algunas carcajadas. El veterano imitador, quien ya ejercia "desde antes que hubiera alguien a quien imitar", recurre a gastados chistes, pero estos funcionan: "Dice una senora, mi marido se murio de canciones de protesta, ah, no, de cancer en la prostata", "¨doctor, es verdad que mi hija tiene un soplo en los ovarios? No, yo le dije que se la habian soplado varios". Las cantantes Sabina Montero y Paty Ardon, entretienen un cuarto de hora a la gente. Toca el turno al ventrilocuo Johnny Welch, quien con su muneco Don Mofles ha ganado bastantes adeptos. Tal vez el escenario es demasiado grande para Welch, pues su espectaculo luce gris y bobo. La gente no festeja sus chistes y el ventrilocuo se ve en la necesidad de bajar a los pasillos para hacer lo que mejor sabe, la improvisacion. La suerte esta del lado del comediante, pues el solo hecho de escuchar los nombres de personas del publico (Ariel, "el chaca-chaca"; Oralia, "orale"; Vena, "y yo soy arteria") provoca francas carcajadas. Marcela Lobato, de BMG Ariola, se quiere sumir en el asiento cuando Johnny Welch la agarra de botana. Oscar Velazquez, por su parte, infla el pecho para decir que es reportero de Summa, cuando Don Mofles le pregunta su profesion. La primera parte del show del Blanquita concluye y la gente despide a los que intervinieron con desganados aplausos. Podria ser el frio de la noche el que ha puesto en la misma frecuencia al publico, pero en cuanto el Principe de la Cancion aparece, las ovaciones no se hacen esperar. El espectaculo de Jose Jose es exactamente el mismo que presento en semanas anteriores en El Patio. Desde la escenografia, las coristas y los musicos, hasta el orden de los temas. Cuando Jose Sosa apenas iniciaba su participacion, Ricardo -ajonjoli de todos los moles- Rocha, invadio el escenario para abrazar al interprete de "El triste" y "La nave del olvidol", y anunciarle que la delegacion Azcapotzalco y los vecinos de Claveria le entregarian sendos reconocimientos por sus 30 anos de carrera artistica, en los que ha "enaltecido la cultura popular de Mexico". Jose Jose, el idolo, el cantante, fue ovacionado de pie durante casi tres minutos por el publico. Y Pepe no los defraudo, pues brindo un emotivo concierto. Aunque por momentos su garganta mostraba que los anos y la vida de excesos no pasan en balde, el coraje y la casta lo sacaban a flote. Ya al filo de la media noche, cuando la lluvia habia cesado, los senores, abrazando a sus "viejitas", abandonaban el Blanquita con una sonrisa de satisfaccion en el rostro. Muchas parejas hasta con su caset de a diez varos en la mano. .