PAG. 37 SECCION: Cultura CINTILLO: Capilla Sixtina/II CABEZA: Juicio Final, la restauracion del siglo Con el apoyo permanente de un laboratorio de investigacion, Colalucci dirigio pruebas con cinco solventes. El conservador tambien experimento con diferentes materiales de apoyo como pulpa de madera, papel japones y gel de celulosa. Finalmente se eligio una mezcla de bicarbonato sodico, bicarbonato de amonio, desogeno, agua destiladad y gel de carboxilmetilcelulosa (conocida como AB-57). "Se decidio por el AB-57 porque ayuda a retirar los materiales que hay sobre el fresco pero tambien por su efecto sobre los pigmentos", dice Gabrielli, con un fuerte acento romano. Robusto, energico, el director cientifico del equipo de la Capilla Sixtina, trabajo en el Vaticano como telegrafista desde 1958 a 1963, antes de graduarse en quimica y entrar al laboratorio de investigacion. "El carbono de amonio, por si solo, tiende a disminuir la intensidad de los colores, si bien el efecto es temporal. El carbonato de sodio los aviva. Juntas, estas dos soluciones producen el efecto cromatico apropiado". A principios de los anos setenta, Laura y Paolo Mora, que eran por entonces profesores del Instituto Central de Restauracion de Roma, desarrollaron el AB-57 y su uso. En zonas con una severa presencia de sales, se puede anadir un compuesto ligeramente acido llamado EDTA para ayudar a disolverlas. Una vez que se decidio que solvente usar, el equipo tenia que determinar el grado correcto de limpieza a aplicar. Despues de nuevas pruebas se decidio dejar una delgada capa de suciedad sobre el fresco para protegerlo. "Al principio, en la primera luneta, hice una prueba de limpieza extrema, trabajando con mas fuerza, para ver si se podia llegar a la capa de color -recuerda Colalucci. Esto nos ayudo a concretar nuestro objetivo". El equipo de la Capilla Sixtina adopto el sistema de limpieza de los Mora, el cual ha puesto en practica con solo minimas variaciones. El AB-57 se aplicaba con una brocha directamente sobre el fresco donde hacia que la cola y la suciedad se congelaran. Tres minutos despues se retiraba esta mezcla con una esponja arrastrando todo lo que habia en la superficie. En algunos casos, en los que es necesario limpiar mas, el tratamiento se repetia, por segunda y ultima vez, veinticuatro horas mas tarde. El 2 de octu bre de 1981 se termino la luneta de Eleazar-Mathan, de 1.5 metros cuadrados y los resultados se mostraron a la prensa. "Recuerdo cuando me baje del andamio despues que habiamos terminado", dice Colalucci, un hombre introvertido que, a pesar de la implacable atencion recibida por los medios durante los ultimos trece anos, todavia tiene dificultades para hablar de si mismo. "Habiamos cubierto la luneta con styrofoam para que no se ensuciara, al desmontar el puente. Cuando se retiro el primer pliego senti una abrumadora emocion. Habia trabajado en esta luneta durante meses pero nunca la habia visto de lejos. Verla en medio de ese mar de colores oscuros que era el reverso del techo fue parecido a lo que los indios americanos debieron sentir cuando Colon llego por primera vez -los barcos, los estandartes de colores, esos hombres de complexion blanca y resplandeciente. Algo que se veia por primera vez. Eso es lo que la luneta me parecio". Animados por los resultados y por el entusiasmoque la primera luneta habia despertado, el equipo del Vaticano acometio las otras trece lunetas que quedaran concluidas a fines de 1984. Al ano siguiente, y usando los mismos agujeros que habian sujetado los andamios de Miguel Angel, el equipo levanto un puente movil de alta tecnologia que abarca la anchura total de la capilla, proporcionando una superficie plana en el centro desde donde los restauradores trabajaron en las escenas de la Biblia, y que tenia plat aformas inclinadas en ambos extremos para facilitar un mejor acceso a las sibilas y los profetas. Empezando por la pared Este de la capilla, Colalucci y sus tres colegas iniciaron un viaje de cinco anos a traves del techo de Miguel Angel, quitando siglos de suciedad para revelar los llamativos y brillantes colores que habia debajo. El puente movil rodaba en sus rieles, segun palabras de un escritor, "como un gigantesco limpiaparabrisas". En diciembre de 1989 se termino el techo. Un nuevo y mas luminoso Migu el Angel acababa de nacer. Todo habria ido bien, y nadie habria pensado en cuestionar ni los metodos ni los resultados de la Capilla Sixtina, de no haber sido por un pequeno pero decidido grupo de criticos que insistieron en gritar que el emperador -en su nueva version totalmente limpia y en technicolor- no llevaba ropa. Encabezados por el profesor James Beck de la Universidad de Columbia en los Estados Unidos y por el profesor Alessandro Conti de la Universidad de Siena en Italia, este grupo de estudiosos, propietarios de galerias y artistas, empezo a provocar una verdadera tormenta en los medios de comunicacion afirmando que el techo de Miguel Angel habia sido irreparablemente arruinado. El pintor romano Toti Scialoja ataco diciendo que el puente de restauracion de la Capilla Sixtina habia pasado sobre el techo mas como una aplanadora que como un limpiaparabrisas. "¨Qe ha ocurrido con Noe, inseguro, doblado, hinchado de vino? -pregunto en una apasionada conferencia en la Convencion de 1986 del Instituto Central de Restauracion de Roma- Ahi esta, con la piel tan blanca como la de una ricotta o una muchacha en un bano de burbujas... Se trata de una restauracion desastrosa. Es el triunfo de un solvente quimico". .