SECCION: ESPECTACULOS PAG. 36 CINTILLO: DISCIPLINA CABEZA: Maria Tereza Montoya, actriz de su epoca CREDITO: MALKAH RABELL Nada mas triste y peligroso que desnudar a las estatuas. La muerte tiene el privilegio -justificado o no- de hacer aflorar los panegiricos. Y los exegetas de la eminente actriz mexicana Maria Tereza Montoya, fallecida en 1970, al ensalzarla olvidan a menudo un hecho fundamental: colocarla en su ambiente y epoca, donde adquiere su autentica y justificada valia. Cuando uno escucha a esos criticos, y cuando lee las memorias de la actriz, tiene la impresion de hallarse ante una Sarah Bernhard o Leonora Duse, rodeada de desbordantes multitudes y en medio de una brillante corte real. Se olvidan que Mexico, aun hoy, no esta en condiciones de crear divas. Ni las mas representativas figuras del teatro nacional dejan de ser democraticas representantes de un arte bastante popular, a quienes el publico jamas han inundado de flores ni las han llevado en triunfo por las calles (tal vez si a Cantinflas). Nuestras maximas figuras del teatro nacional aun no se preocupan por los grandes titulares periodisticos al dia siguiente de un estreno (Ļo si?), tampoco reciben joyas de principes o reyes. Actores democraticos de un pais en busca de democracia, en el cual no existen las tradiciones burguesas, ni las condiciones economicas o las costumbres centenarias que rodeaban a una Sarah Bernhardt. Existian en esos anos veinte o treinta condiciones diferentes y hechos singulares. En Europa se solia designar a Mexico, para ellos lejano y desconocido, como "la region donde todo el mundo es general". Esta puntada llevaba implicita una extrana verdad. Era la epoca en que ejercitos descalzos, desnutridos, cansados y analfabetos se lanzaban a la batalla encabezados por generales autodidactos. Y este mismo fenomeno se reflejaba en casi todos los aspectos de la vida nacional. En cada manifestacion artistica, cultural o politica, surgian figuras aisladas de heroica imagen. Era una epoca turbulenta que daba como fruto figuras turbulentas, aisladas pero llamativas. Hace unas tres decadas el famoso escritor argentino Alberto Gershunoff, me dijo: "Mexico posee la mas increible aristocracia intelectual". Se referia sin duda a todas estas grandes figuras cuyos nombres traspasaban las fronteras del pais para incrustrarse en la memoria de otros continentes. Actualmente, Mexico ha dejado de tener generales de ilustres nombres. En cambio tiene un ejercito bien alimentado, calzado, disciplinado y alfabetizado. Ha dejado de presentar el fenomeno de los grandes maestros -los Diego Rivera, Mariano Azuela, Chavez, Baz y otros- rodeados de discipulos anonimos. El pais salio de su etapa heroica para entrar en la de labor colectiva. Por aquellos anos el teatro mexicano era un reflejo de la situacion general. Grandes actores muy conocidos, y los demas una multitud anonima. Una de esas figuras de brillante renombre era Maria Tereza Montoya. Muchos de sus criticos la recuerdan en el esplendor de su juventud. Yo recuerdo que 1939 fue uno de sus mas significativas epocas. Habia estrenado el Bellas Artes, en 1934, con una obra de Juan Ruiz de Alarcon, y en aquel 1939 olvido ser la "diva" para transformarse en interprete bajo la ferrea discip lina de Villaurrutia. El gran poeta, enamorado del teatro, demasiado autodidacto para alcanzar grandes alturas en la direccion, poseia en cambio una cultura refinada y un gusto exquisito, y despues de su estancia en Estados Unidos, becado por Bellas Artes, y bajo su direccion, la compania presento una temporada de obras escogidas unica en el teatro profesional de Mexico en aquellos anos. La presentacion ante un publico mayoritario de autores selectos como Andreyeff, Brukner, Pirandello, Garcia Lorca y el mi smo Villaurrutia, resultaba una inmensa audacia. El teatro mexicano tomaba nuevos rumbos, y en esa innovacion le tocaba a Maria Tereza Montoya el honor de ser vocera en el campo profesional. La senora Montoya quiza no era la divina actriz que pretendian sus comentadores. Pero era una actriz de gran categoria, de muchas virtudes y de profunda dignidad artistica, una de esas figuras aisladas, como Virginia Fabregas o los Hermanos Soler, como Gomez de la Serna, que senalaban la lucha que se iniciaba por un Mexico nuevo en todos los frentes. Una de esas figuras que senalaban en el teatro mexicano el camino de la innovacion a la pleyade de jovenes actores que surgian de todas partes. Hoy no todos son generales, pero el pais cuenta con magnificos soldados. .