SEC. INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: Violencia y demencia CREDITO: RAUL TREJO DELARBRE No sabemos discutir. O, en vez de polemizar, se anatemiza y se confunden las ideas con las que se discrepa. Uno de los recursos para que parezca que se discute, cuando en realidad se confunde, consiste en distorsionar los puntos de vista que no nos gustan. Asi, en lugar de contra ideas discutimos contra inventos. Eso ha ocurrido en las agresiones periodisticas contra quienes sostuvieron que el asesinato de Luis Donaldo Colosio ocurrio en un contexto favorecido por la exaltacion de la violencia, con motivo de los acontecimientos de Chiapas. Con una rabia intolerante, asi sea disimulada de recursos aparentemente graciosos, diversos comentaristas dijeron que en aquellos senalamientos habia amenazas en contra de la libertad de expresion. No es cierto. Cuando varios integrantes del mundo intelectual mexicano se han mani festado contra la exaltacion de la violencia, no se han referido a la abundancia de informaciones sobre el conflicto armado que comenzo el primero de enero sino a la fascinacion, acritica y condescendiente, que en diversos sitios se expreso en favor de la violencia, disculpandola en virtud de fines aparentemente justicieros. Pero tambien podemos encontrar, en algunos de los medios en donde ahora se expresan molestias por el cuestionamiento intelectual sobre la exaltacion de la violencia, un manejo noticioso que ha distorsionado las dimensiones reales del conflicto en Chiapas. La guerra del primero de enero, de por si grave, fue amplificada con sensacionalistas tratamientos noticiosos; se dijo que habia bombardeos cuando estos no existieron, se soslayo u oculto la informacion sobre otros actores del conflicto y, ya en el enfoq ue editorial, la imagen del comandante Marcos fue glorificada hasta mitificarla. Hubo asi una actitud editorial, que llego a confundirse con la informacion, en la que se expresaba una simpatia por la violencia como no la habia existido nunca en los medios de comunicacion de nuestro pais. Con razon, y con oportunidad, la misma noche del crimen en Tijuana, Octavio Paz manifesto lo siguiente: "El atentado contra Luis Donaldo Colosio es un signo ominoso del estado de la moral publica en Mexico. En los ultimos meses hemos oido y leido numerosas o irresponsables apologias de la violencia. Tambien hemos leido especiosos argumentos que tras hipocritas condenas de la fuerza terminan por justificarla como ultima razon politica. Si queremos detener a esta violencia que amenaza con invadir a nuestro pais, debemos poner un hasta aqui a los excesos verbales e ideologicos en que incurren muchos". Al dia siguiente, Angeles Mastretta, Hector Aguilar Camin y Rolando Cordera escribieron una carta que aparecio en varios diarios y donde se sostiene que la muerte de Colosio, "no puede desligarse de las condiciones de violencia e inseguridad que han sacudido al pais en los ultimos meses. Tampoco puede desvincularse del clima de opinion publica que en muchos ambitos justifico, y aun celebro, la violencia en Chiapas como inevitable y justa". Tales afirmaciones, les valieron a autores como los que mencionamos una condena poco nutrida de ideas, pero si de animo persecutorio. Varios comentaristas han querido burlarse de tales argumentos y, confundidos con caricaturistas, han pretendido que se trata de actitudes contra la libertad de expresion. Incluso el diario La Jornada, cuyos manejos informativos no han sido precisamente escrupulosos, ni profesionales, en la cobertura de los acontecimientos de Chiapas, sostuvo en un editorial aparecido el miercoles pasado que: "En dias recientes se ha generado y difundido una corriente de opinion que intenta presentar a parte de los medios de comunicacion nacionales como apologistas de la violencia desencadenada en nuestro pais. Dicha corriente, confinada a un grupo de intelectuales, parece partir de la premisa de que es la informacion la que produce los hechos violentos y no a la inversa". Y se dice alli mas adelante: "Afirmar que informar sobre la violencia equivale a ensalzar a quienes la ejercen, con stituye en el mejor de los casos un razonamiento pateticamente simplista y, en el peor un acto de inocultable mala fe". Tal parece que el editorial de La Jornada estaba describiendo, en sus condenas, la actitud sostenida por el mismo. No puede pensarse sino en mala fe (o, peor aun, en una terrible incapacidad de discernimiento) cuando a quienes han cuestionado las opiniones en algunos medios se les reprocha por estar en contra de las informaciones aparecidas en ellos. Si al autor del editorial de La Jornada y a quienes han coincidido con el hay que ensenarles a distinguir el periodismo de opinion del periodis mo de informacion, entonces en efecto nos encontramos en una situacion de grave rezago profesional. Son las opiniones de quienes han convalidado la violencia en Chiapas con el pretexto de que representa un camino legitimo para la justicia social, las que han sido descalificadas por autores como los que hemos mencionado. Nadie se ha quejado por el hecho de que se informe sobre la violencia, en Chiapas, en China o en Tijuana. Lo cuestionable, es que no solo se de cuenta de la violencia que nos rodea sino que se le aplauda, lo mismo al senalar que a los campesinos que en Chiapas se alzaron en armas no les quedaba otro camino (opinion que no comparten otros muchos campesinos, de esa region, que han sido victimas de una guerra que no quieren) que exaltando la aparente hombria de un personaje enmascarado. Con motivo de la crisis chiapaneca se desato una irresponsable reaccion en diversos circuitos de opinion (especialmente en la capital del pais) que busco justificaciones, incluso acudiendo a retorcidas interpretaciones aparentemente teoricas para la politica de las balas. Esa fascinacion por la violencia ha si do parte de un clima de descomposicion en el terreno de las ideas, en el cual se ha ubicado el asesinato de hace dos semanas. Parte de ese deterioro, se expresa en las apologias de la ruta armada, en las cuales el candor se ha fundido con la irresponsabilidad. Ayer martes, en estas paginas, nuestro companero Renward Garcia Medrano se ocupo del penoso articulo que dos dias antes, en La Jornada, publico el doctor Nestor de Buen. El conocido abogado laboral, hace una defensa de las respuestas violentas ante las que considera como actitudes de violencia ofensiva (el desahucio inquilinario, los bajos salarios, el fraude electo ral o la inseguridad en las calles). De Buen confuende la ue hacia un jefe policiaco de triste memoria y desempeno. Es una pena que esta crisis de coordenadas, y de certidumbre, este afectando incluso a gente que en otros tiempos ha sido defensora de las razones y de las leyes. No es congruente estar contra la violencia en Tijuana y no estarlo contra la violencia en Chiapas. No hay violencia buena y violencia mala. Lo que si hay es ingenuidad y voluntarismo, que de pronto devuelven complicidades en el analisis de varios de nuestros comentaristas politicos o en las posiciones editoriales de diarios como el que hemos mencionado. alisis de varios de nuestros comentaristas politicos o en las posiciones editoriales de diarios como e .