SECCION: ESPECTACULOS PAG. 36 CABEZA: ROCK CREDITO: XAVIER QUIRARTE El muro no se ha derrumbado Para algunos la espera ha sido demasiado larga; para otros nunca sera demasiado tarde para un concierto de Pink Floyd. Lo cierto es que si ha pasado mucho tiempo desde que acariciamos por primera vez el sueno de ver y escuchar algun dia al grupo que en el Londres de mediados de los sesenta sacudia las paredes de clubes como el UFU o el Roadhouse con una nueva forma de concebir la musica. En el camino, largo y a veces sinuoso, Pink Floyd ha perdido a dos de sus figuras seneras. Cuando Syd Barrett dejo el grupo para vivir su propia locura muchos decretaron la muerte del Pink Floyd mas involucrado en lo experimental. Otros sintieron que el muro se derrumbaba cuando el choque de egos concluyo con la partida de Roger Waters. Decir que la agrupacion que lleva los apellidos de dos blueseros casi desconocidos (Floyd Council "Dipper Boy" y Pink Anderson) se ha mantenido incolume resultaria un error de apreciacion lamentable. Hay un despues de Syd Barrett, un despues de Roger Waters. El grupo se ha cimbrado con sus ausencias, pero el triunvirato de David Gilmour, Nick Mason y Rick Wright ha sorteado las tempestades de los desacuerdos para conducir la nave con firmeza aun en las aguas mas turbulentas. Antes de que la muerte de Pink Floyd sea decretada el grupo esta dispuesto a agregar otros capitulos a su historia. The Division Bell, su disco mas reciente luego de un prolongado silencio de cinco anos, es uno de ellos. Tras escucharlo un par de veces queda la sensacion de que no hay nada nuevo bajo el sol, pero la magia subsiste y el sonido alcanzado por Gilmour, Mason, Wright e invitados atrapa con su sonido relajado. The Division Bell comenzo a gestarse a inicios de 1993 cuando el trio se reunio durante quince dias para improvisar con material que facilmente podria servir para desarrollar medio centenar de composiciones. Tal vez para recuperar la magia de los viejos dias, Pink Floyd recurrio a Bob Ezrin, responsable de la produccion de The Wall y A Momentary Lapse of Reason. A estas alturas de su historia Pink Floyd ya no tiene nada que probar, ha dicho Gilmour. La vigencia del grupo esta fuera de toda duda, sobre todo si escuchamos la aseveracion de Mason en el sentido de que en el mundo "la locura todavia resulta excesiva. Aun hay muchos motivos para tocar". Pareciera como si Gilmour y Wright hubiran dedicado a sus detractores el segundo corte del album, "What Do You Want from Me": "¨Debo cantar hasta que ya no pueda cantar?/ ¨Tocar estas cuerdas hasta que mis dedos se despel lejen?/ Eres tan dificil de complacer/ ¨Que quieres de mi?". La historia nos ha alcanzado tarde en Mexico, pero no demasiado. Todavia es tiempo de bordear la locura con un concierto que seguramente quedara en los anales de nuestras vidas como uno de los mas alucinantes. Al amparo de "What Do You Want from Me" podremos cantar: "Puedes tener todo lo que quieras/ Puedes ir a la deriva, puedes sonar, incluso caminar en el agua". Pink Floyd esta entre nosotros. .