SECCION: ESPECTACULOS PAG. 37 CINTILLO: PRIMERA Y REVERSA CABEZA: George Thorogood, Destroyers: los filos del regocijo CREDITO: SERGIO MONSALVO C. Hace mas de 20 anos, George Thorogood, guitarrista nacido en Maryland en 1951, Bill Blough (bajo), Jeff Simon (bateria) y Ron Smith (guitarra) decidieron tocar, en Wilmington, Delaware, un rhythm and blues rustico, aspero, autentico y lleno de corazon, bajo el nombre de The Destroyers el explosivo y energetico saxofonista Hank "Hurricane" Carter se integro al grupo en 1980). Thorogood entonces se dedico a los riffs derechos y nada pretenciosos de un blues urbano actual y sin tapujos. Estudio hasta su s raices las obras de influyentes musicos como Elmore James, John Lee Hooker y Chuck Berry. El "demonio del slide", como se le conoce, se mostro fascinado por el caracter y ritmo directos del blues urbano y del rhythm and blues. Su reputacion como virtuoso de la guitarra pronto lo elevo al mismo nivel que Johnny Winter y Rory Gallagher. Y en la actualidad quien quiera escuchar el slide tocado asi como se lo imaginaba el inventor del instrumento, hara bien en elegir a Thorogood. En 1979 los Destroyers vendieron mas de medio millon de ejemplares de su segundo disco Move It on over (Sonet), asi como del sencillo "Who Do You Love", que logro erigirse en un pequeno hit. La banda mostro desde entonces que sabia obtener el maximo efecto con los medios mas sencillos. Todo el equipo que llevaban de gira cabia en un camion mediano. No es de sorprender, por lo tanto, que durante muchos anos hayan optado por presentarse exclusivamente en salas reducidas. En los clubes y pequenos auditorios encontraron la mejor veta para explotar su musica y el contacto espontaneo con el publico que hacia tan vivo y eficaz a su sonido. Thorogood requeria del marco intimo para poder producir el fragor completo de la mezcla de ritmo y blues. Para 1985, su version a una melodia de Johnny Otis ("Willie and The Hand Jive") les dio entrada a la lista de exitos de la Union Americana. Esta circunstancia de cualquier modo no afecto al grupo, tales senalamientos siempre significaron una casualidad, la excepcion, para Thorogood y su rock and roll ortodoxo y atemporal. El saxofon, los metales y la bottleneck son para el quienes marcan los acentos. Asi han sido todas sus producciones y que algunas de ellas se conviertan en objeto de ventas millonarias, co mo Born to Be Bad (album grabado en Memphis en 1987), es un accidente del camino. Sus mas recientes creaciones lo siguen demostrando: Boogie People no es un album para poperos blandengues o ambiguos technos. Es musica hombruna: se puede oler el sudor y el whisky, el polvo en las botas y la ira esencial y se explaya en los crimenes de alguna oveja negra fuera de la ley. El totalmente electrico Thorogood atiza el fuego y reinventa el pedernal, con un filo de hard blues que vierte su ruda energia en urgentes y violentas sacudidas. La velocidad es frenetica, ansiosa por alcanzar a las guitarras impacientes. Sus propias composicones tienen tanto alma como las que pidio prestadas (y devolvio pagando altos intereses) a John Lee Hooker y Chuck Berry, ya que indiscutiblemente todos ellos estan hechos de la misma fibra. Y agrega la cualidad agresiva, esa brutalidad que despierta los sentidos y los sobresalta, sometiendolos. Sin olvidar que ante todo el rhythm and blues es una bestia, Thorogood afila sus garras de manera cada vez mas delicada, y este disco finalmente bestial le conserva su honor de rebelde al mismo t iempo que le entrega un certificado de maestro. George Thorogood amenaza con imponerse como uno de los grandes del blues moderno, se ha convertido en un clasico a fuerza de tocar. Y cuando esta realmente en forma, cuando se siente poseedor de la electricidad que de verdad sabe generar, entonces presenta un disco como Haircut (1993), que de un solo golpe hace parecer completamente insipido todo lo que se escucha en otras partes. Thorogood alcanza lo esencial del rock. Y uno termina por decirse una vez mas que, considerandolo todo, este genero es un fenomeno esplendido que inculca nueva vida a la existencia. No se encuentran en Haircut innovaciones arrolladoras, solo blues y boogies sudorosos, tocados por un tipo que realmente los ama. Y esto basta para producir un festin generoso, con guitarras asperas y cortantes, metales que truenan llenos de regocijo y una serie de covers que han hecho exclamar a John Lee Hooker lo siguiente: "Maldito chamaco, se le van a quemar los gevos si sigue tocando asi!" Y tiene razon l .