PAG. 32 SECCION: Cultura CABEZA: Carl Schmitt, el teologo y su sombra/II CREDITO: Hector Orestes Aguilar A mediados de los anos sesenta, mientras terminaba por dar forma a su gigantesco tratado Los lenguajes totalitarios, donde estudia la ontar a los a la asi llamada izquierda de la derecha, la zona de la politica en la Alemania prehitleriana donde coincidieron nacionalistas de muy diversas tendencias. El investigador interrogo tambien al novelista Ernst Jnger; a Otto Strasser, presencia ubicua en los circulos nacionalrevolucionarios; a Gerhard Gnther, coautor del libro Lo que esperamos del nacionalsocialismo; a Hugo Fischer -experto en Hegel y Nietzsche, estudioso de la cultura mesopotamica- quien segun Armin Mohler, antiguo secretario del aut or de La movilizacion total, asesoro a Jnger y corrigio para el algunos de los conceptos vertidos en El trabajador. Fischer fue quien dio discretamente a los nacionalbolcheviques sus conceptos, su "lenguaje". Es el unico que recuerda, ademas, que era muy riesgoso contradecir a Carl Schmitt: el jurista podia enviarlo a uno a un campo de concentracion. Para Faye, como para quien haya visto fotografias de Schmitt, es dificil concebir que haya habido siquiera la menor relacion entre aquel hombre diminuto de rostro alegre, dedicado hasta sus ultimos dias al cuidado de su jardin en un pueblo de Renania-Westfalia, y las transformaciones politicas que convirtieron en realidad al III Reich. Schmitt, que cerca estuvo de ser sometido a los Procesos de Nremberg, carga con la responsabilidad historica de haber colaborado, como jurista, critico del parlamentarismo, del Tratado de Versalles y de la Republica de Weimar, en la consolidacion de la dictadura hitleriana. Su papel, sin embargo, exige ser juzgado de manera distinta al de aquellos que concibieron la la Alemania actual, sino en el seno de su propia sociedad, donde aun hoy existen amplios sectores que, incluso sin rechazar abiertamente la convivencia democratica, son reacios a conceder smo antidemocratico. Para comprobarlo solo habria que considerar al amplio electorado que ha permitido la llegada al poder en Rusia e Italia, respectivamente, de .