PAG. 33 SECCION: Cultura CABEZA: Excesos de la retorica CREDITO: Alfonso Simon Pelegri Julio Cortazar, escritor un tanto preferido injustamente por los jovenes de hoy -un Cortazar que en su dia fuera un Tambien, como senala Andres Amoros, Cortazar intuyo la clave para entender y llevar a su narrativa el concepto de la fantasia creadora. Y esto no oponiendola al realismo sino potenciandola, caracteristica comun de todos los escritores del tan traido como asendereado, y que tan mal me suena, boom literario de acarreo y sabor artillero. Se ha dicho hasta la saciedad de una de sus novelas mas representativas, Rayuela, que viene siendo un libro constituido por muchos libros; que es, dentro de la ambicion y estilo de nuestra novela actual y segun indica Carlos Fuentes, un intento de conducir dos caballos, uno estetico y otro politico, con una sola mano. Por supuesto que este intento, de una manera mas o menos consciente, se viene dando en la mayor parte del quehacer del hombre, sea este de indole estrictamente cultural o de otro espectro, ya que no hay nada en un hombre que le sea ajeno a otro; en la vida, todo problema de comprension y analisis lo es, en definitiva, de integracion. Pero si nos vamos sin mas disgresiones al titulo que motiva estas lineas, su raiz la encontraremos en una de las morellianas del citado texto de Cortazar. En ella, su pseudoautor Morelli, oscuro escritor que da su nombre a las mismas y entra como personaje de la novela, intenta la confeccion de un relato cuyo arranque se inicia con la presentacion de uno de los protgagonistas que en la ficcion del texto se dispone a bajar una escalera. Pues bien, el mentado Morelli se desespera porque no encuentra el modo de narrar, lo menos literariamente posible, que el citado personaje va a ejecutar el acto de bajar la escalera: ca en el habla corriente; en suma -dice Morelli- me repele el lenguaje literario (en mi obra se entiende). ¨Por que? La contestacion de esta pregunta es uno de los propositos de Julio Cortazar en su novela, y lo esboza en esta nota moreliana. Se trata, fundamentalmente, de repulsion a la retorica. Dicha repulsa implica en el escritor una actitud de despego hacia la busqueda de una complacencia facil, de una complicidad con el lector. Justamente con esta actitud, como su consecuencia, la persecucion y el encuentro con un nuevo estilo: una nueva escritura, un desescribir, para un dialogo no con un lector tradicional, sino con un posible y un tanto esoterico seguidor y en un plano mas estetico que moral (estetico-moral me atreveria a matizar), el cual implica el tardio descubrimiento, en el propio caso de Cortazar/Morelli, de que la belleza es un fin y no un medio. Y lo es, puntualiza este, en cuanto el creador ha logrado el consens o de su condicion humana con su caracter de artista. Por olvido de esta actitud, de su implicacion etica, viene este pasarse de rosca de la retorica. Para peor no solo en el plano de la literatura, lo cual seria solamente un problema estetico. Hay toda una retorica de lo mas sui generis en determinados estamentos de poder que pueden ser intelectuales, politicos o lo que usted ordene y mande; todos tienen de comun que estan en la grilla. Tambien, que en ellos la palabra se desvirtua en retorica y se oficializa. De aqui su inoperancia; y su desafuero. .