seccion inf. gral. guia: BJUAN 17 abril PAG: 16, - primera cabeza: Joan Miro: a cien anos del gigante nino credito: Juan Maria Alponte Busco, en el silencio de esta noche larga -sin necesidad del hombre del tiempo se que en mi jardin duerme ya la luna-, un cuadro de Joan Miro: "La Masia". -"Es el cuadro, quiza, que mas me gusta de la obra de mi padre. Enamoro a Hemingway. De hecho el se quedo con esa obra". Son las palabras de Maria Dolores Miro Juncosa. Es la hija de Joan MIro. Vuelvo a sus palabras. Tengo ante mi, ahora, en este ahora mismo, una reproduccion del cuadro famoso. Me conmueve y me intriga la eleccion ("amorosa" viene a decir Maria Dolores Miro Juncosa) de Ernest Hemingway. Pienso, encerrado en la asombrosa armonia y el tiempo, en el misterio de la mirada. Hemingway, el autor de El Viejo y el Mar, amaba a Espana carnalmente. La entranaba en su cuerpo. la invento y la imagino como se inventa e imagina la memoria del oceano que gira incansable; que duerme y espera. Pero ¨La Masia? ¨La Granja? No; yo robaria algunos de sus cuadros con soles rojos que navegan, sin bandera, en los espacios siderales de Stephen Hawkings, el autor de "A Brief History of Time". Asi no mas; asi sin mas. Hemingway, avido, situado entre Picasso y Miro, tomando cerveza dorada en la Plaza de Santa Ana de Madrid -en la Cerveceria Alemana, en esa plaza misma, recalaba antes de irse, entre picos y pardos, a la plaza mayor- se quedo, segun Maria Dolores Miro con La Masia. En una obra -1921-1922-, quiza, inseparable, indisociable, de La Granjera (1922-1923) y, anadiria con dudas, de Tierra Labrada. Pero ya, en Tierra Labrada, el gigante comienza a ser nino (que no es ser infantil) y La Masia, como adivinacion de la naturaleza invadida por el aire y el cubo mecanico, se prepara para la fuga del tiempo y el juego de lo maravilloso. La Masia de Hemingway muere en Tierra Labrada; pero su entierro lo realiza, Miro, en el Paisaje Catalan (El Cazador) (1923-1924) donde la fantasia, hija mayor del viento, gobierna ya su vida. Los falsos criticos podran decir, ante el Paisaje Catalan, como del periodo azul de Picasso han dicho otras simplificaciones, que Miro inicia, con el, su viaje alrededor de lo infantil. Al contrario, en ese cuadro se encuentra con su madurez. La madurez requiere el amor a la vida, el sabor y el color de la existencia. Prueba de ello es que Miro comienza a ser frenetico -"verde que te quiero verde" puesto que el verde domina en ese cuadro- en El Gentleman (1924) y fauno lucido en Maternidad (1924). En ese cuadro el negro y el gris palido, son dominantes y el cuerpo del tiempo, es decir, el cuerpo de la mujer, se adivina en el pecho que vuela y espera, acaso, una mano calida. No la de un violador que es, siempre, una mano helada: la del impotente. Hemingway era amigo de toreros, hombre de La Caza de y los Toros (Ortega y Gasset en escorzo en ese prologo memorable) y, acaso, dueno de la ironia del amor. En caso contrario ¨como escribir aquel dialogo famosos de su novela famosa? Recuerdenlo: -"Espana", dijo, amargamente, la mujer de Pablo. "¨Hay otro pueblo como este en otros paises?" -"No hay otro pueblo como Espana", contestaba, diplomaticamente, Robert Jordan. -"Tu tienes razon", dijo Fernando. "No hay otro pueblo como Espana". -"¨Has conocido algun otro pais?" le pregunto la mujer. -"No, contesto Fernando, pero no deseo hacerlo.." Decia, antes, -lo leen ustedes- ironia amorosa. Pero Joan Miro era catalan. En su Autorretrato legendario (1919), en rojos vivos, en rojo de toro (con su ribete negro flagrante en la camisa) en un rojo sobre el que habia llovido el invierno, Joan Miro sera reconocible para siempre. Cara de luna, pero de arcilla, donde la afeitada, al ras mismo de la sangre, revelaba que el gigante miraba todo de frente. No es Picasso que tenia miles de ojos para mirar y absorber y devorar la tierra en miles de direcciones. Rafael Alberti, el poeta deslumbrante -que comenzara siendo pintor y cartas suyas tengo con dibujos en colores- decia de Picasso: -"Siempre es todo ojos. No te quita los ojos. Se come las palabras con los ojos. Es el siete ojos. Es el cien mil ojos en dos ojos. El gran miron..." No, en su Autorretrato, Miro ha pintado solo sus dos ojos. Dos ojos inmoviles, sin una sola vacilacion, sin un parpadeo. Dos ojos que miran y se encierran en si; dos ojos ineditos en una cabeza donde no se mueve, en el cabello pintado como la tierra de La Masia, un solo pelo. -"Mi padre se transformaba cuando estaba en el taller. Entonces era muy exigente; no se encontraba satisfecho con casi nada y siempre buscaba mejorar. A mi me gustaba verle trabajar, pero el necesitaba tranquilidad para hacerlo. Despues, con nosotros, era adorable..." Tal dice su hija que elude, con su palabra, que el padre lo que queria era quedarse solo. Alli, en el centro del cuadro, aislado, rodeado solo por sus fantasmas. Lo de "adorable", es siempre, un ex post, un "despues" que se integra en lo infinito de la lejania. Reveo, despaciadamente, la fotografia de Julio Guerra. La hija de Miro tiene, en sus manos, un cuaderno de dibujos del padre. Es una mujer noble, antigua y bella. Antigua no tiene nada que ver con la edad o el tiempo. Quiere decir, simplemente, que es una mujer que no mira; es una mujer que contempla; una mujer de bellos rasgos que no perdera en la agonia. Infancia y padres de Miro E l pintor, Joan Miro Ferra, nacio el 20 de abril de 1893 -ahora se van a cumplir los cien anos- en Barcelona, enla calle del Credito, en el numero 4. Esa rua, esa vereda estrecha, no lejos del Barrio Gotico -joya catalana que no debe uno morirse sin verla- era una grieta de luz y sombra que esperaba, solamente, a ese inventor del color despojado de hipocresias. Por eso quiero robarme sus soles rojos, sus mediodias azules, sus azules numerados: el Azul I; el Azul II; el Azul III. Si tuviera que elegir uno, sin cortar la oreja como Van Gogh, optaria por el tercero, pero ¨quien dejaria, en el desvan, el Azul II? ¨Y por que no reunir los tres azules? En 1893 Paul Gauguin regresaba a Paris, desde Tahiti, donde ha pintado cuadros memorables, enfermo y sin recursos. Degas, para ayudarle, insiste para que sus cuadros se expongan y se vendan en el Hotel Drouot, pero, dira Degas, "la venta fue desastreuse..." El padre de Joan Miro debia saber esas cosas y de sobra. Era hombre de admirable temple. En efecto, Miquel Miro fue un orfebre bien situado; un artista solido, completo, un hombre de prosperidades nada livianas -era dueno de la casa donde naciera su hijo- que no queria aventuras. Detras de el, en la genealogia de la realidad biologica, artesanos y artistas catalanes se culminaban en ese tal Miquel Miro. La madre del futuro pintor del muro de la UNESCO -el muro de los soles rojos- se llamaba Dolores Ferra y era mallorquina, es decir de esa isla mediterranea y catalana que descubriria, en la segunda mitad del siglo XX, el turismo universal. De Dolores Ferra sabemos, con seguridad, que su padre fue ebanista. En otras palabras, los Miro-Ferra acumulaban, entre pecho y espalda, por generaciones, experiencias de artesanos y orfebres que amaban la precision, el orden, la armonia, la fusion de la naturaleza y la vida. El padre se resistio inutilmente, a que su hijo, fuera un artista. La discusion sobre el tema fue cerrada, pero no epica; las diferencias ardientes, pero no insuperables. El padre queria, para su hijo, la vida de un borocrata con los domingos libres y la existencia regulada por la rutina. Hasta le metio en una oficina. Era como meter, en un reloj, una bomba. La bomba exploto. Exploto en forma de tifus. La enfermedad, muy grave en la epoca, le alcanzo a los 18 anos y, para el periodo de convalecencia, los padres le enviaron a una finca que acababan de comprar en Tarragona. La mirada del adolescente se lleno, como los odres del uno viejo, de un admirable tesoro emocional. Era tierra de sus antepasados. Por alli, en Cornudella de Montsant, su abuelo paterno, Joan Miro, habia sido herrero. ¨Pueden ustedes imaginarlo? El mundo incendiado, asi no mas, por el golpe de los martillos sobre el fuego. El abuelo y el nieto se querian y, acaso, se comprendia bien. El herrero era fuerte, obstinado, de templado animo. El nino enfermizo y solitario, retenido en el mundo por el ardor de mirar y la decision de ser un artista. Donde hay capitan no manda marinero. El padre le envio a estudiar a la Escuela de Comercio de Barcelona; el hijo -se inscribio en las clases de la Escuela de Bellas Artes de Llotja. Por sus aulas, como un huracan, habia pasado ya el minotauro, es decir, Pablo Picasso. Ese tal hombre de los mil ojos. De el decia, Rafael Alberti, esta anecdota para las memorias de lo imperecedero: -"Vivo en Antibes, en una casita de los rampars, casi pegada a los muros de tu museo..." Le contestaba el minotauro llamado Picasso: -"Puedes, por la noche, me contestaba, abrir un agujero y robarte algun cuadro". -"Seria muy facil, -lo pienso aunque no se lo digo- que t'u me regalases uno en este mismo momento..." Hum, hum, hum, y muchos hums intermedios. En la academia de Bellas Artes de Barcelona -ya el padre tuvo que aceptar que su hijo no queria ser oficinista- Joan Miiro conocio a dos maestros que orientaran su espiritu, aclararan sus dudas y despertaran, en el, la fascinacion del dibujo. Dejemos, en el papel, sus nombres: Modest Urgell y Josep Pasco. Barcelona, llena de vida, porque Barcelona es el pueblo en la calle y en el trabajo. Ramblas festivas que cantan y ocre solido de fabricas y bancos que no son molinos de viento. Como Miro, Cataluna esta forjada de contratastes excelentes donde la obra no es solo trabajo, sino maravillas -al menos durante mucho tiempo fue asi y no me atreveria a decir que sea hoy lo mismo- de imaginacion artesana. Hasta Gaudi, cuyas torres dialogan con el cielo, es inseparable del artesano y el orfebre. Joan Miro Ferra, como su abuelo el herrero, es catalan pleno. Su juventud discurre entre Barcelona y Montroig. En resumen, el padre acepta el riesgo y deja a su hijo en la Escuela de Bellas Artes. El enfermo hipocondriaco, como tantos debiles, ¨quien dijo que la debilidad no es una fuerza inestimable?, impuso, pues, sus decisiones. Una nueva generacion de artistas pasaba entonces por las aulas de la Escuela de Bellas Artes donde un pintor, Francesc d/A Gali, llevaba la direccion. Gali era, como maestro, un meteoro: encandilaba y exaltaba, mostraba y revelaba. Los discipulos, cuando son dignos de un maestro asi, no se sabe nunca que haran con sus musas, con sus fantasmas. Uno de los condiscipulos de Miro, que tendra mucho que ver en su vida, Josep Llorens Artigas, le anima a cumplir sus suenos. Serio, le anadia: -"Tu, sigue". Su campo de conocimiento y contactos se extienden. En el Circulo Artistico de Sant Iluc no se hablaba nada mas que de Antonio Gaudi (1852-1926) que pasaba por ser, barbado y multiple, el "padre del modernismo" catalan. Gaudi era hijo, el creador, pues, de la fantasia arquitectonica de la Iglesia de la Sagrada Familia (y de esas casas que hacen volar la Barcelona actual sobre la quimera urbana), de un calderero. Los artesanos, los menestrales se abrian al siglo XX transformando las clases. Los ahorradores catalanes, sin mas, se convertian en banqueros (como los Pujol que gobiernan hoy) y los arquitectos recuperaban, como Gaudi, entre el gotico y el mozarabe, la fantasia y la magia. Se llamaba "modernismo", como apresuramiento, al encuentro con los insomnios de la cultura. Las primeras obras de Gaudi La Casa Vicens (1878-1880) y el Palacio Guell (1880) eran parte de ese reencuentro. El Miro adolescente recorreria esa fabulacion que provocaba polemicas sin fin porque el hijo del calderero convertia la arquitectura y la escultura en "formas que vuelan". ¨No habia dicho eso, del gotico, otro catalan admirable, Eugenios D[Ors? Entre las formas que vuelan y las formas que pesan Gaudi encandilaba a las siguientes generaciones. Solitario, misogino, mistico, nietzscheano y creyente en las Virgenes, Antonio Gaudi es inseparable de una profunda ruptura epistemologica cuyo alcance -como brecha sismica en la cultura catalana, espanola y universal- aun no conocemos. Cuando murio Gaudi, atropellado por un tranvia en 1926, se creyo, al principio, que era un mendigo. En suma, mientras Gaudi dedicaba los ultimos anos de su vida, insomne, profetico, al arbol inapresable, por sus multiples ramas, de la construccion de la Sagrada Familia (que no podria terminar) un rebelde nacia desde la placidez de su temperamento: Miro. Pinta, furiosamente, entre 1916 y 1919, cuadros que revelan a un artista sumergido en los grandes epigonos del expresionismo y en las ultimas tendencias del cubismo (quiza entre 1907 y 1914 encontremos las caracteristicas mayores de ese ultimo movimiento) al que Matisse (1869-1954) daria su connotacion ideologica al hablar de los "petits cubes". De todas las formas, solo despues de la exposicion de Braque, en la Sala Kahnweiler, en noviembre de 1908, el nombre de cubismo adquirio, a traves de la expresion de Louis Vaucelles su dimension cotidiana, e historica, en la cultura del arte. Picasso, toro de "cien mil ojos", acometedor de todas las revoluciones pictoricas, anadiria algo mas: -"Cuando nosotros hicimos cubismo no teniamos ninguna intencion de hacer cubismo..." Paris: la meta y el encuentro de Miro consigo mismo Paris era, pues, la meta. A Paris habia llegado Pablo Ruiz Picasso, que tenia 12 anos mas que Miro, en 1900. Un marchante de genio, Vollard, le habia organizado su primera exposicion (sin exito, pero sin tiros) en 1901, es decir, cuando Picasso tenia 20 anos justos. Sin saberlo, por esa cosa misteriosa que convierten las "leyes irreversibles de la historia" en una frase unanimemente inanimada, Vollard se cruzaria tambien en la vida de Miro. En 1916, ese marchante organizo en Barcelona una exposicion de pintura francesa moderna que encendio los debates y demostro a Miro que alli, en Paris, estaba produciendose una gran mutacion cultural y pictorica. ¨Como vivir sin vivirla? Ambroise Vollard (1865-1939) era consciente de esa revolucion. ¨Como olvidar que fue el, en 1895, quien organizo la primera exposicion de Cezanne en su sala de la rue Laffitte? Exposicion, por cierto, que casi provoco un motin. Las sociedades, como la mayoria de los criticos, no podian aceptar, en la pintura, unas innovaciones que obligaban a disponer, en principio, de otra percepcion del "otro" y del "mundo". Vollard me interesa. Ese hombre que habia comenzado vendiendo cuadros en las esquinas, sera el primero en reconocer el genio de Rouault a quien instalo en su propia casa. Vollard dejo escrito un libro de recuerdos: "Souvenirs d[un marchand de tableaux". No debe faltar en una biblioteca del arte. Es casi inencontrable. No crean que todo es ver y besar al Santo. Barcelona no estaba al margen de esa revolucion, entre motines, que vivia culturalmente Paris. Cuando llegaron a las Ramblas los Ballets Russes de Serge Diaghilev fue el delirio en los palcos del Liceo. Alli estaba, en uno de ellos, con su gente, Joan Miro. En suma, Joan Miro, que pintaba en la soledad de su cuarto, en la travesia del Pasaje del Credito, decidio marcharse a Paris. Antes paso por la adversidad que es, siempre, la madre del cordero. En efecto, una exposicion suya, en la Sala Dalmau (estamos ya en 1918, es decir, al final de las barbaras batallas del Marne y al final de la Primera Guerra Mundial) termino en el fracaso. El pintor, con sus bartulos, se retiro al pueblo, a Montroig. Como un general despues de la batalla. Sabe que tiene que vivir y cambiar, pero ¨como? En 1919 Miro aterriza en Paris. Como un iman su cuerpo se dirige a Picasso. Vollard -siempre Vollard- habia organizado ya, a Picasso, su primera exposicion. "Sans succes", sin exito. Pero Picasso despues de los primeros anos de miseria, comenzaba a tener una irradiacion irreprimible. Los escritores se reunen en torno del minotauro y forman, con el, una familia. En su taller se encontraban, casi cotidianamente, Max Jacob, Guillaume Apollinaire, Raynal y, cuando se instala en Bateau-Lavoir aparece, en su vida, Gertrude Stein, la marchanta y heroina de una generacion. El retrato que hace de ella Picasso es, para mi, una joya; una pintura extraordinaria que goza de la mirada del otro; que no se agota nunca; que pervive como enigma y silencio. Sera en la casa de Picasso donde Rousseau, (el Aduanero), Matisse, Derain y Braque, el magnifico, se reunen y donde el movimiento cubista se transforma en un grupo, en un poder y en una invencion de inventores que solo buscaban una brecha en el muro. Es una epoca fascinante y, tambien, terrible. Revela lo mucho que cuesta a las fortalezas de la rutina aceptar a los innovadores; a los ciclopes. En otras palabras, cuando Miro repica en el taller de Picasso este pintor era ya el ojo del huracan. Estaba presente en todo y en todo innovaba. Hasta deja su huella de elefante incansable en los decorados de los Ballets Russes... y de paso, porque todo lo asume, se casa con la bailarina Olga Khoklova. Para Miro, en el seno de esa inmensa cosmovision artistica, es su epoca "detallista". Esa epoca es como la sintesis de esa inmensa excitacion. De todas las formas el no se sumerge, como Picasso, en el mundo, en el universo. El es hijo de artesanos que tienen los pies en la tierra y regresa, cada verano, a Montroig, a la casa catalana, a sus raices. Los inviernos son para Paris; el estio para Cataluna. Finalmente, en 1921, alquila un taller en Paris, en la rue Blomet, en el numero 45. Como le ocurrio a Picasso, en torno de Miro se suscita, tambien un circulo literario. Se entendia, en el prisma deslumbrante de la vida, que no se podia estar al margen, ausente, de lo que acontecia en el mirador de las letras, la poesia y la imaginacion. Los surrealistas destruyen el espacio de la razon cotidiana y re- inventan las palabras. Hemingway, que despues le compraria La Masia (La Granja para el espanol), entra en su taller, amistosa y admirativamente. Como Ezra Pound cuyo tragico discurso vital asombrara a su tiempo y al nuestro. De un verso de Ezra Pound tomo este axioma del sobrecogimiento. "­El que despues de muerto conserva todas sus facultades! ( Estas palabras surgieron de las tinieblas". Entre los surrealistas y Miro, ¨como negarlo en su obra?, se estrecharon los lazos. Su amistad con Andre Breton, cuyo Manifiesto ("Manifeste surrealiste") se publica en 1924, le integran en un movimiento incandescente que, como a Dali, otro catalan, marcara su vida. Solo que el gigante nino que es Miro tendra siempre, sobre si, vigilantes, las generaciones de artesanos, orfebres y herreros que viven, encendidamente en su tronco genealogico. Se deja arrastrar por la fantasia, pero el es la fantasia, la magia y el profetismo. El "automatismo siquico" de que hablaba Andre Breton posee, sin duda, una influencia en su obra, pero no lo es todo. Quiza, si se me permite la reflexion, lo mas sugerente del surrealismo, para Miro, es su "culto a lo maravilloso". Breton, radical en el verbo, fascinante en su desencuentro con lo real, diria: "lo maravilloso es siempre bello y no importa que maravilloso sea bello porque no existe nada mas que lo maravilloso bello..." Dijerase que el surrealismo esta presente en esa pleyade. En la Exposicion Surrealista de 1925 los nombres de Picasso, Miro, Ernst, Arp, Man y Ray, Chirico, Klee estan en el conjunto. A veces, cierto, accidentalmente, como en el caso de Picasso, pero ello no evita pensar en el fulgor de aquellas horas creadoras. Cuando, en 1929, Andre Breton publica su segundo manifiesto, el surrealismo reune ya a Dali y Bunuel para hacer un cine que cambiara una epoca: El Perro Andaluz y La Edad de Oro. Pero, en el entretanto, la edad de la inocencia ha terminado. La crisis politica esta en marcha y nadie queda al otro lado del terremoto. Los surrealistas libertadores se separan para siempre, intuitivos, del stalinismo ortodoxo que invade todo con el dogma en tanto que otros, bajo el signo de Aragon, senalan su adhesion al comunismo. El estremecimiento ideologico, que llevara a los campos de exterminio a los "disidentes", cruza el Viejo Continente. La fiesta ha terminado o esta por terminar. Mussolini, desde 1922, es el lider fascista de Italia; Hitler llega al poder, parlamentariamente, el 1 de enero de 1933; en la URSS, desde la muerte de Lenin en 1924 (a quien no servira de nada su ultima carta pidiendo a sus companeros que no elijan secretario del Partido a Stalin) no hay nada que un solo poder: el que se centra en torno del georgiano. Los demas seran aniquilados. El surrealismo se transforma en el realismo absoluto. En Espana, ciertamente, se inicia la Guerra Civil y, por tanto, la agonia de Europa que se prepara, en los campos de batalla espanoles, para la alucinacion de los campos de exterminio masivos y las batallas de la aniquilacion tecnologica de ciudades y naciones. La guerra total reemplaza a lo maravilloso. ¨Quien recordaria, en esos anos terribles, el axioma de Breton, es decir, "Le merveilleux est toujours beau", Lo maravilloso es siempre bello? Por lo pronto, en 1929, en Palma de Mallorca, Miro se casa con Pilar Juncosa que pertenece a una antigua familia de la isla mediterranea. Ello no cambia su vida que se fortifica, aceleradamente, con exposiciones que evidencian, en esos anos decisivos, el transito del gigante nino hacia lo maravilloso. El persistira en aquel axioma; lo maravilloso es siempre bello. No nos ha dicho, de todas formas, como se construyen, en el interior del inconsciente, las fibras magicas, las ligaduras entre la naturaleza y la belleza, entre la dialectica platonica de lo bello es bueno y la realidad como vinculo y certidumbre, a su vez, de lo sobrecogedor. Cuando estalla la Guerra Civil espanola Joan Miro abandona su taller de Montroig, con sus sillas de rejilla y sus muros llenos de dibujos -no se olvide que era el verano de una infamia-, para irse a vivir a Paris donde presentara un cuadro que, desde entonces, dara la vuelta al mundo. Su famoso "Aidez I/Espagne", su energica apelacion al apoyo de la Republica; "­Ayudad a Espana!". Es un cartel que se pinta y disena en la coyuntura dramatica de su pueblo. El mismo sabra, en la fragil soledad que es la biografia de un hombre, la contradictoria lectura de la vida. En efecto, termina la Guerra Civil en Espana en 1939; Franco entra en Cataluna y muere, nada mas que atravesar las montanas del exilio, el poeta Antonio Machado. Apenas ha habido tiempo para la meditacion y la reflexion de las agonias cuando, cinco meses despues, se desencadena, como una hecatombe, la Segunda Guerra Mundial. Las tropas alemanas llegan a Paris y Hitler mismo, en un dia de sol, con la Capital de la luz en sombras -todo el mundo cierra las ventanas y las calles quedan vacias- Hitler se pasea por los Campos Eliseos y observa, en el gran silencio de los mundos, desde la balconada de marmol, la tumba de Napoleon. Miro huye del Paris nazi a la Cataluna donde hablar catalan era, bajo Franco, un signo de subversion ideologica. El, Joan Miro, trazara, en la geografia del miedo, la consoladora mirada de un nuevo espacio. Raya de los infinitos-finitos que tocan, en triangulo, su casa de Palma de Mallorca, su casa de Barcelona y su casa de Montroig. Otra vez las raices y el fuego que, desde generaciones, crepita, para los Miro, en esos suelos, en esas tierras que el pintara, a veces, como "detalle" (una tecnica); en ocasiones, como sueno (una solucion ideal frente a la tecnica) y, de pronto, como levadura para los dioses que requieren, como sacrificio, la culminacion, como "Maravillosa", de la belleza. Exito universal y silencio interior: lenta se viene la muerte Joan Miro modificara, en esos anos, su propia cabeza, la cabeza del Autorretrato, con retoques personales. Jamas sera, su cabeza, una cabeza romantica, artistica. Es una cabeza con el pelo corto del cuadro que se hace, progresivamente, escaso; una cabeza bronceada que es la de un artesano de la voluntad. En el juego de las preocupaciones jamas parecera, la cabeza de Miro, la de un artista romantico o surrealista. Es la cabeza de un trabajador y de una estipe. En la calle se le confunde con la gente; en la calle Picasso es tan inconfundible que casi perturba. Una vez le vi, en una playa de la Costa Azul, con banador negro y blanco. Reia y reia y las mujeres se acercaban al foro para saber donde, y de donde, salia aquella risa profunda. No, Joan Miro trabaja como varias generaciones de Miros: sin pausa, "como la estrella", que decia Goethe. Sus obras se [/estrenan" en Nueva York y en Paris, en Roma o en Berna. Incendia, con sus cuadros, las galerias. El gigante nino, sin aventuras personales, fabula el universo. Esa es su aventura. Se adentra, sin prisas, como si estuviera escrito en la pintura revelada, a la ceramica y asociado a Artigas, su viejo amigo, produce objetos, como hara Picasso, maravillosos. Eso, lo maravilloso, le persigue, le hace, le construye y le reconstruye. Todo ello con su cabeza impavida de artesano que no mira las miradas ajenas, sino la luz del aire. En su casa de Montrog, blanca la fachada, las plantas cuelgan de los balcones mientras el, arrodillado en el suelo, dibuja en un largo cuadro, estrellas y soles rojos que se pierden en los cielos. Uno de los mas grandes artistas catalanes, el extraordinario arquitecto Sert, levanta su nueva casa en Palma de Mallorca, la tierra de su esposa. En la puerta esta la casa bautizada: "Son Abrines". Goza de ella, de "Son Abrines" (Sert la termina en 1954), como los ninos. La hija dice de el, ahora, en nuestros dias: -"El lado humano de mi padre era inmenso. La gente le queria porque precisamente el queria a la gente..." Me gustan esas palabras autenticas, reveladoras. ¨Que tienen que ver o como explican o como nos acercan a su fama legendaria con exposiciones universales que no le impedian, sereno, inmutable, la protesta contra el regimen franquista como cuando ocurriera el juicio de Burgos? Nunca sabremos bien de que tierras lejanas, sumergidas en la memoria y el inconsciente le llegaban las letras pictoricas de ese abecedario magico que fue su pintura. Como Picasso, y no per accidens, le tentaron las artes que implicaban, mas alla del ojo o de los 100 mil ojos, el uso de las manos: la ceramica y la escultura. Dejo huella terrestre, en ese doble arte, de su paso. Murio el 25 de diciembre de 1983 despues de haber visto como se celebraban, con exposiciones y actos multitudinarios, sus jovenes 90 anos. Agotado el tiempo en el reloj de la vida, cerrado el perimetro exacto del curriculum vitae, la existencia de Joan Miro, como la de todo gran artista, perdura entre nosotros como es perdurable lo maravilloso. Hoy, en este dia, a la vera de su nombre, planto un arbol nuevo: la epopeya que es el vivir omo es perdurable lo maravilloso. Hoy, en este dia, a la vera de su nombre, planto un ar .