guia: gue seccion: deportes pag. 5-1a. cintillo: La seleccion de El Salvador debe ser tratada fraternalmente cabeza: No a venganzas sangrientas credito: ANTONIO ROMERO LOPEZ A proposito del encuentro eliminatorio Mexico-El Salvador, que tanta pasion ha desatado por lo sucedido a nuestra seleccion en tierras centroamericanas, donde por cierto perdio 2-1, es necesario que los aficionados sepan que la mejor forma de vengar esa afrenta es venciendo a los salvadorenos, sin violencia. Simplemente jugando al futbol, porque el tri lo hace mejor. Es cierto que aquel 4 de abril, en el estadio Cuscatlan, se falto al respeto al pueblo mexicano, pero tambien lo es que nuestra cultura nos permite comprender que para los salvadorenos es una hazana ganar a Mexico en cualquier terreno y con cualquier arma, incluso haciendo de un partido de futbol, que desde luego tiene importancia, una guerra. El Salvador esta saliendo de una crisis interna, pues tras la firma del Tratado de Chapultepec tanto gobierno como guerrilla han intentado unir esfuerzos para resarcir a su poblacion esos tragos amargos que le dejo 12 anos de guerra civil. Que si los hinchas centroamericanos no dejaron dormir a los integrantes de la seleccion mexicana, que si estos se pusieron nerviosos por la presion de la gente, que si no se toco el himno nacional, que si los salvadorenos pegaron mucho o que si jugaron con mas garra... Todo eso ya es historia. Sin embargo, y aunque obviamente no sucedera lo mismo, vivir la experiencia del 4 de abril de 1993, en San Salvador, nos trajo a la memoria La guerra del futbol, de Ryszard Kapuscinsky, contenido en su libro Las botas, del cual transcribiremos algunas partes. Cuando Mexico fue sede por primera vez de un campeonato mundial, en 1970, Honduras y El Salvador ganaron el derecho a disputar la final para decidir cual de los dos asistira a dicho evento. El primer encuentro se llevo a cabo el domingo 8 de julio de 1969 en Tegucigalpa, capital de Honduras. Nadie presto mayor atencion a este acontecimiento. El equipo de El Salvador llego a Tegucigalpa el sabado y paso en el hotel una noche de insomnio. Los jugadores no pudieron dormir porque fueron objeto de una guerra psicologica desencadenada por los porristas de Honduras. El hotel fue rodeado por una muchedumbre que arrojaba piedras contra los vidrios, golpeaba con palos hojas de lamina y barriles vacios. Hacia estallar a cada momento ruidosos petardos. Chillaban horriblemente los claxons de los automoviles estacionados junto al hotel. Los porristas silbaban, gritaban y amenazaban. El escandalo siguio toda la noche para que el equipo visitante, somnoliento, nervioso y cansado, perdiera el juego. En America Latina estas practicas son comunes y a nadie asombran. Al dia siguiente Honduras vencio al somnoliento equipo de El Salvador 1-0. Cuando el jugador hondureno Roberto Cardona anoto, en el ultimo minuto, el victorioso gol, la salvadorena Amelia Bolanos, de 18 anos, sentada frente al televisor, se levanto y corrio hacia el escritorio, donde en un cajon estaba la pistola de su padre. Se suicido pegandose un tiro en el corazon. "Una muchacha joven que no pudo resistir que su patria fuera obligada a arrodillarse, comento al dia siguiente el periodico salvadoreno El Nacional. Al entierro de Amelia Bolanos, transmitido por la television, asistio toda la capital. El cortejo funebre lo presidia una compania militar de honor portando un estandarte. Detras del ataud, cubierto con la bandera nacional, iba Fidel Sanchez Hernandez, presidente de la republica, rodeado por sus ministros. Los seguian los 11 muchachos del equipo salvadoreno, que ese mismo dia por la manana, en medio de una rechifla, ridiculizados y escupidos en el aeropuerto de Tegucigalpa, habian regresado en un avion especial a su pais. Una semana despues, en la capital salvadorena, en el estadio que tiene un nombre muy bello, Flor Blanca (actualmente en remodelacion), se llevo a cabo la revancha. Esa vez el equipo de Honduras paso la noche sin dormir. La muchedumbre de ruidosos porristas ropio lo vidrios de todas las ventanas del hotel, tirando hacia adentro cientos de huevos podridos, ratas muertas y trapos apestosos. Los futbolistas fueron transportados al estadio en automoviles blindados de la Division Mecanizada de El Salvador, lo que les salvo del rabioso tumulto, avido de venganza y de sangre, que en el camino enarbolaba los retratos de la heroina nacional, Amelia Bolanos. Todo el estadio estaba rodeado por el ejercito. Alrededor habia cordones de soldados de la Guardia Nacional, con las metralletas listas para disparar en cualquier momento. Al tocar el himno nacional de Honduras, el estadio aullaba y silbaba. Despues, en lugar de la bandera nacional de Honduras, que habia sido quemada frente a los ojos de todos los espectadores locos de alegria, los anfitriones arriaron en el asta un trapo andrajoso y sucio. Es comprensible que en estas condiciones los jugadores de Tegucigalpa no pensaban en el juego sino en si saldrian vivos de ahi. "Que suerte haber perdido este partido", dijo con alivio Mario Griffi, el entrenador de los visitantes. El Salvador vencio 3-0. Directamente de la cancha, en esos mismos automoviles blindados, el equipo de Honduras fue transportado al aeropuerto. Peor suerte les toco a sus porristas. Golpeados y pateados huian hacia la frontera. Varias decenas de ellos fueron a dar el hospital. A los hondurenos les quemaron 150 automoviles. Unas horas mas tarde la frontera entre ambos paises estas cerrada. (En America Latina, la frontera entre el futbol y la politica es muy estrecha. Hay una larga lista de gobiernos caidos o destituidos por el ejercito porque el equipo nacional fue derrotado. Los miembros del equipo perdedor son considerados traidores a la patria.) Al dia siguiente, a la hora del crepusculo, aparecio sobre Tegucigalpa un avion y tiro una bomba. Esa tarde del 14 e julio de 1969 inicio la guerra entre El Salvador y Honduras. Ese conflicto, mal llamado La guerra del futbol, duro 100 horas. Sus victimas: 6 mil muertos y de 10 a 20 mil heridos. Alrededor de 50 mil personas perdieron sus casas y su tierra. Multiples aldeas fueron destruidas. Pero... El verdadero motivo de esta guerra fue el siguiente: El Salvador, el pais mas peueno de Centroamerica, tiene sin embargo la poblacion mas densa de todo el continente americano (mas de 160 personas por kilometro cuadrado). Tiene poco espacio, ademas, la mayor parte de la tierra es propiedad de 14 grandes mafias latifundistas. Hasta se dice que El Salvador es propiedad de 14 familias. Mil latifundistas poseen diez veces mas extension de tierra que 100 mil campesinos. Dos terceras partes de esta poblacion no tiene tierras. Por eso una parte de estos desposeidos emigraba desde hacia anos a Honduras, donde habia mucha tierra sin dueno. Honduras, que tiene 112 mil kilometros cuadrados, es casi seis veces mas grande que El Salvador y tiene menos de la mitad de poblacion (alrededor de 2.5 millones). Esta era una emigracion ilegal, pero tolerada durante muchos anos por el gobierno de Honduras. Los campesinos de El Salvador se arraigaban en Honduras, construian aldeas y llevaban una vida un poco mejor que en su propio pais. Eran 300 mil. En los anos 60 comenzaron las inquietudes entre los campesinos hondurenos, cuando el gobierno formulo el decreto de la Reforma Agraria. Como el gobierno era oligarquico y dependiente de Estados Unidos, el decreto no preveia ni el reparto de latifundios ni el de las tierras que pertenecian al consorcio norteamericano United Fruit, que en territorio hondureno tiene grandes plantaciones de platano. El gobierno queria regalar a los campesinos hondurenos la tierra ocupada por los campesinos salvadorenos. Esto significaba que 300 mil emigrantes tendrian que volver a su pais, donde nada tenian. El gobierno oligarquico de El Salvador se opuso a recibir a esa gente, temiendo una revolucion campesina. Honduras insistia y El Salvador se negaba. La relacion entre los dos paises estaba tensa. A ambos lados de la frontera los periodicos sostenian una campana de odio, calumnias e insultos. Se tachaban de hitlerianos, de enanos, de borrachos, de sadicos, de sabandijas, de agresores, de ladrones, etcetera. Asaltaban y quemaban las tiendas. En esas circunstancias se llevaron a cabo los encuentros de futbol entre ambos paises. (El partido decisivo tuvo lugar en territorio neutral, en Mexico, y gano El Salvador 3-2. A los porristas de Honduras los colocaron de un lado del estadio y a los de El Salvador en otro, mientras que en el centro tomaron asiento 5 mil policias mexicanos armados con fuertes cachiporras.) El futbol ayudo a insuflar aun mas la atmosfera de chauvinismo, de histeria pseudopatriotica, tan necesarias para desencadenar la guerra y fortaledcer el poder de la oligarquia de ambos paises. El primero en atacar fue El Salvador, que contaba con un ejercito mucho m's fuerte y con una victoria facil. La guerra termino en un callejon sin salida. La frontera quedo igual. Es una frontera marcada por la selva, en un terreno montanoso al que aspiran ambos paises. Una parte de los emigrantes regreso a su patria, otra permanece en Hondruas. Ambos gobiernos estaban satisfechos por la guerra, pues durante varios dias Honduras y El Salvador ocuparon las primeras planas de la prensa mundial y habian sido el objeto de atencion de la opinion internacional. Los paises pequenos del tercer, cuarto y aun mas lejano mundo, tienen oportunidad de despertar el mas grande interes, tan luego como se deciden al derramamiento de sangre. Esta es una triste verdad, pero asi es... Despues de recordar esta historia, todas las declaraciones hechas a lo largo de la semana por los salvadorenos tratando de calentar la cabeza a jugadores y aficion mexicanos, no podemos mas que desear un triunfo de la escuadra tricolor sobre los lenadores salvadorenos para darles bofetada con guante blanco. Ganar sobre el terreno de juego, sin violencia, sera la mejor venganza de nuestro futbol. ­ Las botas. La guerra del futbol, Ryszard Kapuscinsky. Ed. Universidad Veracruzana, 1980 ejor venganza de nuestro futbol. ­ Las botas. La guerra del futbol, Ryszard Kapuscinsky. Ed. Un .