GUIA: 14KENNE PAG. 8 SECCION: ESPECTACULOS CINTILLO: Los hijos de Kennedy CABEZA: La fingida perdida de la esperanza CREDITO: Manuel Capetillo Conviene recordar cual es la mejor opcion del teatro: a partir de lo inmediato, o de lo distante, siempre referirse a lo universal. Que lo preciso se adentre en la imprecision cierta, adquiriendo el grave peso de la levedad abstracta. E.R. En el foro de Los Actores del Metodo, situado en Av. Veracruz, colonia Condesa, 13 actores del grupo, alternandose, bajo la direccion de Rene Pereyra representan a los ocho personajes de Los hijos de Kennedy, del dramaturgo Robert Patrick. Respecto a Los Actores del Metodo existe cuando menos el doble interes basico, inicial, de sus propositos y del espacio donde se preparan y llevan a cabo sus proyectos teatrales. Podria decirse que la zona, y la casa que ocupan, son elementos de advertencia: Los Actores del Metodo -y asimismo ocurre a los espectadores- han de quedar bajo la influencia, iniciando desde las calles proximas al teatro el proceso de preparacion, el que es propio de todas las ceremonias dramaticas. Desde el metro Chapultepec y hasta la primera cuadra de la avenida Veracruz, el aspecto del barrio reduce su pobreza moral de mercaderia ambulante degradada. Luego, la arquitectura armoniosa encamina al lugar de la celebracion. La casa misma, modificada por estos hacedores de teatro, algo tiene del misterio que se presiente en los templos. Los espectadores pasan al recinto casi en absoluto silencio; el artificio escenico simula un bar estadounidense. Ahi, los ocho personajes son seres aislados en si mismos y de todo: dan la impresion de estar aprisionados por un tiempo sin principio ni fin. Uno a uno los personajes hablan. Puede creerse que la obra termina en el instante mismo en el que comienza; o que jamas principia, a pesar de que se prolongue largamente. Los hijos de Kennedy ocurre en el sitio adecuado de la preparacion, del viaje iniciatico que corresponde al teatro; la ceremonia es como una sustancia amorfa y disuelta, un ensayo incumplido de deseos teatrales. La ceremonia cesa cuando la accion sucede al expresarse los personajes, cuando la interioridad de estos reviste solo exteriormente a los actores, sin que haya razones teatrales para la comunicacion fallida que entre ellos pretenden tener, obedeciendo sus cuerpos al impulso primario de moverse sin motivo, los actores atentos a las indicaciones practicas del director. El publico se conmueve con las informaciones periodisticas tan envejecidas y con los llantos constantes de quienes sufren el mal fechado de la desilusion. ¨Que espectador no padece el dano de enterarse de la muerte de Marilyn Monroe? ¨Quien no se sabra participe de la soledad enloquecida, causada por una sociedad abusivamente sexual y drogada, memoriosa de Vietnam y del dolor por la perdida del presidente Kennedy, por la terminacion de la esperanza al concluir el tiempo de la paz y del amor? Todos los espectadores padecen, cada uno se sabe parte de los anos perdidos. ¨Acaso no existe modo de que los espectadores, y quienes hacen el teatro, comprendan que el teatro es otro asunto? Si todo esta preparado para la ceremonia en el templo, ¨por que no profundizar esta realidad, de modo que el alma de cada personaje sea el templo del rito humano, siendo cada actor y cada persona del publico sacerdotes celebrantes? Desde el texto de Robert Patrick los personajes son apenas esbozos, seres que recuerdan informaciones noticiosas sobradamente conocidas, y sin embargo esas memorias localizadas en la geografia y en el tiempo bien podrian transfigurarse en la anoranza, la de un orden superior, universal, en la medida en la que Los Actores del Metodo se abandonaran al metodo del alma humana que entra a su propio interior. Es posible que el drama, el movimiento de Los hijos de Kennedy, deba ser aquel que sea precisamente la negacion de movimiento, puesto que los personajes, suspendidos en un vacio, carecen de trazo y estan lejos de evolucionar, justamente como quiza convenga a nosotros en el tiempo que vivimos. Entonces habria reconocimiento entre lo que somos y lo que serian esos personajes, a los cuales urge apartarse de los llantos y las demas emociones autoimpuestas por los actores e indicadas por el director a fin de subrayar la superficialidad de los varios melodramas. De acuerdo con lo que ocurre, los espectadores gustosamente no se reconocen, sino que dolorosamente estan de acuerdo con que los actores finjan sufrir la perdida de la esperanza, cuando hace 30 anos cambio la vida en un pais que pudo ser la Fuente de la Felicidad. Mejor seria reconocerme en este pais que es el escenario frente a mi a vida en un pais que pudo ser la Fuente d .