CINTILLO: JAULA DE TIEMPO CABEZA: Acotacion prescindible sobre un texto­(I CREDITO: Alfonso Simon Pelegri Felizmente, Dios dejo incompleta su creacion -consideraba Juan volviendo a una relectura de Cumpleanos. Esa fue una senal de su providencia, se exhortaba a si mismo dando la razon a Yave en contra de Carlos Fuentes, ya que una creacion "absoluta, falta y sin lisuras" necesariamente habria de ser de un inexorable determinismo, privada de libre albedrio y todo orden moral. Tediosa y nada etica, consecuentemente. Bien pudiera ser -se resolvia nuestro protagonista dejando a la teologia fuera del pozo de Jacob y de Santo Tomas y pasandose al terreno de la fabulacion literaria- que Yave hubiese querido, ya mediada la tan afanosa tarde del dia sexto, depositar el resto de su almaciga, todavia con el olor y la huella de sus manos, en las de los angeles mas diligentes. Estos, a su aire y un poco por las buenas, prosiguieron su artesania alfarera hasta una demasia del barro, no ya a su imagen y semejanza sino a la del mismisimo Yave, mientras este cerraba los ojos para hacer descansar el mundo en la plenitud del septimo dia; ahi si se pasaron, y ese fue el principio de la rebelion del cielo. Con referencia a lo que con manifiesta impaciencia futurista deploraba Siger de Brabante segun el testimonio de su cronista, rasca que te rasca sus llagas con una teja estilo Job y alborotando sus lacerias al abonarlas con tan enconados recuerdos, para Juan, detras de muchas otras anoranzas, estaba la de una casa de Malaga, en la cual viviera cuando nino, y de la que recordaba una como terracita volada a la calle y cerrada por una vidriera multicolor, en la que jugaba con soldaditos de plomo y cochecitos de laton, mientras espiaba con disimulo la casa de enfrente, que era de una nina, Anititi, de la cual estuvo secreta y vergonzosamente enamorado -era dos anos mayor que el, mas alta y ya habia aprobado su ingreso en el Instituto- y a la que nunca alcanzo a ver sino solamente a traves de los colores de la vidriera de su balcon. En la defensa del tiempo de esos juegos y esa terraza, en la "fidelidad al sueno", estaban la busqueda de un espejo, eso si, un espejo oscuro, un cabalgar el camino a Damasco, y la demanda de un viejo y despellejado caballito de carton piedra, "mi reino por un caballo", que de arrojarme al suelo no me haga demasiado dano -pensaba Juan- mientras que era prodigiosamente oir, pero sin que esto le extranara demasiado, las palabras admonitivas destinadas al Apostol con todo aquello de "Pablo, duro te es dar de coces contra el aguijon". Por lo que atane a mis supuestas vidas anteriores -proseguia ensimismado en su peculiar adversus gentiles- que me perdone el citado Siger de Brabante, pero, y vaya a titulo de ejemplo, me pareceria tarea tan ociosa como la del circular acarreo de los cangilones de una noria que a cada vuelta tornase a devolver la misma agua tomada tan dificultosamente del mismo fondo del pozo... algo asi como cargar una nada para despoblar de sombras, una hoja en blanco de las de nunca animarse con palabras, o un clavo en la pared para ir colgando de el solo gestos, de modo que toda la habitacion se fuese ocupando con ademanes inutiles. Y por lo que respecta al tiempo, un tiempo propio y personal para infundir a otro adverso con arreglo al pensamiento del citado teologo magistral de la universidad de Paris, estaba la consideracion de dicho tiempo a modo de un rio en el cual la fuente, el curso y la desembocadura se constituyesen como una calcada mismedad sin pormenor propio posible. Y esto sin que hubiera un rio sin cristianar, inedito, en el cual este fuera nacimiento; otro hecho de presente para navegarlo, y un tercero como materia de futuro -la mar o el morir de Jorge Manrique-, sino que se trataba de un rio-tiempo fluente, habitaculo o mejor curso, para lo que hubiese sido, fuese o hubiera de acontecer, pero en el que lo de "fuese" se constituiria existencial y tiempo en ejercicio. En cuanto a la cruel indiferencia de la naturaleza con respecto al hombre, insistente en afirmarse en ella como inquilino a perpetuidad, si resulta deplorable -por poner un ejemplo, y en eso estamos con el tan citado Siger de Brabante- la desconsideracion del mar que, con todo y ser tan bello, es capaz de ahogar a un nino... o tambien, yendonos a extremos menores, en su inexplicable indiferencia idiota mostrarse renuente para llevar a buen puerto las apremiantes botellas lacradas y taciturnas de los naufragos, que mientras estan espera que te espera para nada en la soledad sin consuelo de esas remotas y pequenisimas islas, que de tan serlo casi nunca figuran en los mapas. Contra esa dejada desidia era Siger de Brabante rebelandose, dia con dia mas empecinado en inaugurar un tiempo sustantivo solo en presente, empresa ya acometida por otros conspicuos varones. Por eso, y por incurrir en alguna que otra execrable herejia, segun deciamos paginas atras, era perseguido por la prolija y rumiante beatitud ortodoxa de Santo Tomas -"buey cuyos mugidos conmoverian el mundo", lo siento, no es cosa mia, asi dijeron de este en su tiempo- asi como por la pedante y sofisticada teologia escolastica del arzobispo de Paris ­ De Pasaporte para Itaca, novela ineditao- asi como por la pedante y sofisticada teologia escolastica del arzobispo de Paris ­ De Pasaporte para Itaca, novela inedi .