GUIA: FIN PAG. 1 SECCION: INFORMACION GENERAL CREDITO: RENWARD GARCIA MEDRANO ­ Yeltsin... por ahora ­ ¨Segunda Guerra Fria? ­ Rusia necesita tiempoC uando los lideres de las economias mas desarrolladas del mundo regatearon el apoyo a Gorbachov -pese a la presion de Bush en contrario- todos sabiamos que lo estaban dejando a expensas de un probable golpe de Estado. Pero Occidente tenia un ancho margen de seguridad ante la eventual caida de Gorbachov: su mas probable sucesor, Boris Yeltsin, propugnaba avances aun mas radicales hacia la economia de mercado y la democracia de corte occidental. Este no es hoy el caso en que Yeltsin encara una crisis politica parecida a la que precedio a la caida de Gorbachov y a la disolucion de la Union Sovietica. Su derrocamiento tendria un costo muy elevado para el resto del mundo, pues no solo podria desencadenar la violencia al interior de Rusia, sino tambien reeditar, al menos parcialmente, los riesgos de la Guerra Fria. Aunque el peligro mas visible para Yeltsin esta en la cerrada oposicion de la mayoria del Congreso de los Diputados del Pueblo, las dos causas profundas de su inestabilidad son: 1)su impotencia para normalizar la economia rusa, que el ano pasado sufrio una inflacion de 2,500 por ciento y una reduccion del producto bruto del 19 por ciento, y 2)la incompetencia de sus asesores para disenar un programa viable y politicamente aceptable de conversion de los restos de la economia socialista en una economia de mercado. Tanto Yeltsin como sus aliados occidentales creen que la clave para superar esos dos descomunales obstaculos es la inyeccion de recursos financieros a la economia rusa, por lo que podria esperarse que el presidente de Rusia no sera abandonado a su suerte como lo fue el ultimo presidente de la URSS. Richard Nixon, uno de los mas informados y perspicaces analistas de la escena mundial, reconoce que "sin nuestra ayuda (Yeltsin) ciertamente caera. Estados Unidos tiene que elegir entre un Yeltsin con sus debilidades y una alternativa". Pero lo que verdaderamente le preocupa es que despues de conocer a todos los posibles sucesores, "puedo decir que cualquiera de ellos seria peor. Existen hombres fuertes y aptos, pero todos ellos reducirian el ritmo de las reformas economicas". Yeltsin es indispensable para Estados Unidos, y el apoyo de estos es indispensable para Yeltsin: he aqui un ejemplo peculiar de interdependencia. Cabe acotar, sin embargo, que ninguno de los probables sucesores del presidente ruso pretenderia el retorno del comunismo y los comunistas, por mas que Yeltsin trate de asustar con este petate del muerto tanto a los rusos como al resto del mundo. Nixon mismo admite que ni siquiera el presidente del Congreso de los Diputados del Pueblo, Ruslan Jasbulatov, se lanzaria a esa aventura, simplemente porque a estas alturas es imposible reconstruir el edificio socialista europeo que empezo a derrumbarse en 1989. Pero ademas, como lo advierte Euvgeni Umerenkov, corresponsal de la revista Tiempo en Moscu, "esos diputados -a quienes se acusa hoy de conservadurismo y conjura comunista- son los mismos que, primero, eligieron a Yeltsin para presidir el Parlamento de Rusia, luego confirmaron la institucion del cargo de Presidente del pais votando en pro de la ley de Soberania de Rusia, y posteriormente invistieron al presidente Yeltsin, en varias ocasiones, con poderes adicionales". Y agrega contundente: "desde luego, a nadie se le ocurrio acusarlos entonces de reaccionarios". Al margen de todo ello, Yeltsin es por el momento una pieza esencial para el sostenimiento de la precaria situacion de Rusia para la estabilidad politica y militar de Europa y para la certidumbre de la paz mundial. Y es esencial, no por el discutible valor de su liderazgo, que ciertamente se encuentra muy desgastado, sino porque su permanencia en la Presidencia asegura, por lo menos hasta ahora, un dique a la violencia en el pais y aun puede representar una esperanza de reactivacion de la economia si logra el apoyo masivo de Occidente. En otras palabras, Yeltsin es indispensable porque, como lo dijera el citado Richard Nixon, cualquier otra opcion seria peor. Asi parece reconocerlo ambos bandos y quiza por ello han suavizado sus posiciones. Yeltsin -persuadido de que su remocion podria "precipitar al pueblo en el abismo de la confrontacion"- retiro del Decreto para implantar un "regimen especial de gobierno", la pretension de asumir poderes extraordinarios, considerados anticonstitucionales por la Corte, y dio marcha atras en su proposito de declarar invalidas todas las acciones parlamentarias en su contra. Por su parte el Parlamento abandono la idea de retirarlo del cargo, al menos por ahora, y el radicalismo verbal de Jasbulatov se vio notoriamente atenuado. Este doble repliegue de fuerzas politicas fue muy sensato, porque la situacion del pais es tan delicada e impredecible, que una eventual remocion del Presidente podria convertir a Rusia en "otra Yugoslavia o Libano", como advierte Pierre Hassner, director de investigaciones de la Fundacion de Ciencias Politicas de la Universidad de Paris, citado en el numero mas reciente de la revista Time. Hay sobrados elementos para temer una guerra intestina. Uno de los menos advertidos es la abundancia de conflictos entre los lideres de las 16 republicas y 5 regiones autonomas que integran la Federacion Rusa, y que en la confusion que provocaria la destitucion de Yeltsin, podrian derivar hacia la desintegracion de lo que fue el Imperio de Pedro el Grande. Las revanchas politicas, religiosas, etnicas y regionales que se destaparon con la disolucion de la Union Sovietica, encontrarian el mejor caldo de culti- vo para estallar en violencia. En segundo termino, el comun de la gente parece haber llegado a un extremo de necesidad, miseria y desesperacion, que dificilmente podria mantener la ecuanimidad en una crisis politica de gran magnitud. La inmensa mayoria de los rusos vive hoy en condiciones mucho peores que en el socialismo y, lo que es mas grave, han indicios de que ya no les importa un modelo u otro de organizacion economica, politica y social, pues lo que quieren es comer. Un tercer factor lo constituyen las fuerzas armadas, que soportaron estoica, increiblemente la disolucion de la Union Sovietica, que fueron retiradas en condiciones humillantes de Afganistan y Europa del Este, que a cambio de los niveles de vida privilegiados de que disfrutaban, sufren las mismas privaciones que el resto de la poblacion, y que tienen acceso a los mas poderosos y mortiferos arsenales de armas convencionales en el mundo. En estas circunstancias, los militares podrian dividirse entre los dos bandos en pugna y sin duda caerian en la tentacion de poner orden donde los politicos han sembrado el caos. Un siguiente factor de violencia serian los miles y miles de analistas, espias, policias y matones que perdieron su empleo y su dignidad con la disolucion de la KGB y que encontrarian en el retiro del presidente un buen pretexto para reorganizarse y tomar partido en el conflicto, con el animo de recuperar el poder perdido. Por ultimo, aunque es imperdonable que los arsenales nucleares fuesen utilizados en una guerra interna, podrian ser utilizados por los radicales de ambos lados para presionar a terceros en el exterior. Con todo el riesgo que esto supondria para la tranquilidad de Europa y del resto del mundo, el peligro mayor desde la optica de los lideres de Occidente, seria el muy probable cambio de politica exterior que sobrevendria en cualquiera de las alternativas viables a la caida de Yeltsin. "Moscu sin Yeltsin -apunta Bruce W. Nelan en Time, podria decidir retirar su apoyo a las sanciones en Yugoslavia contra los serbios en su sangrienta campana por el territorio. Un nuevo regimen podria decidir reanexarse los estados balticos, restablecer relacionados con Iraq o rehusarse a honrar la aprobacion del tratado de desarme Start 2". Este probable cambio de la politica exterior rusa, romperia el equilibrio internacional que con tantas dificultades se esta formando despues de la caida del muro de Berlin, y obligaria al gobierno del senor Clinton a reordenar sus prioridades, es decir, a desviar cantidades cuantiosas de recursos destinados a la reactivacion economica y social de su pais hacia la industria militar, lo que tendria repercusiones muy severas sobre los equilibrios politicos internos de Estados Unidos. El resto de las potencias mundiales, empezando por los paises de la Comunidd Europea, tendrian igualmente que reconsiderar sus estrategias a largo plazo en un momento muy cr'tico para la mayor parte de las economias. En sintesis, los efectos internos e internacionales de la eventual caida de Yeltsin podrian desencadenar la segunda guerra fria, la cual colapsaria a las mas poderosas economias del mundo y colocaria a la humanidad en una situacion aun mas peligrosa que la de mediados de los anos 80. De alli la frialdad con que Nixon afirma que "lo importante no es si en este momento la mayoria de los estadounidenses se opone a la ayuda a Rusia. Clinton sabe que si cae el gobierno de Yeltsin, eso significa que el dividendo de la paz se fue por el cano y que el presupuesto de la defensa tendra que incrementarse en millones de dolares". La permanencia de Yeltsin en la Presidencia de Rusia es, entonces, un asunto de alta prioridad para el proyecto nacional de los democratas estadounidenses. Sin embargo, la posibilidad de ofrecer a los rusos una ayuda financiera suficiente y oportuna no es tan grande. En el paquete de 703 millones de dolares que se lleva Yeltsin a Moscu despues de la cumbre de Vancouver, aun hay 286 millones que Clinton aun tendra que solicitar al Congreso como ayuda humanitaria y tecnica. Estos magros recursos se destinaran sin duda a atender las necesidades mas urgentes: "...construccion de casas para los ex oficiales del ejercito, modernizacion de la industria petrolera rusa, ampliacion de los esfuerzos privados como los comedores del Ejercito de Salvacion de Moscu y la agilizacion de los envios de medicinas esenciales" (Time). En caso de que esta ayuda fluya inmediatamente, servira como un paliativo, pero los problemas economicos de corto y largo plazos no se habran resuelto. Por ello Clinton esta presionando a sus colegas del Grupo de los Siete, al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional para que contribuyan eficazmente a estabilizar la economia y la moneda rusa, eliminen restricciones y aumenten el apoyo financiero a Rusia, empezando por la renegociacion de la deuda externa calculada en unos 80 mil millones de dolares. En esta perspectiva, parece claro que hay un conflicto entre las urgencias rusas de recursos financieros y la disposicion de las grandes potencias y los organismos internacionales para aportar esos recursos. Pero si el problema se limitara a un regateo, seguramente se encontrarian formulas de acuerdo y conciliacion. Lo grave es que ni los rusos ni sus aliados en Occidente han logrado articular un programa viable y consistente de rescate de la economia, y por ello, los recursos que hasta ahora se han destinado a ese pais, la mayor parte en forma de creditos, han ido a parar a un barril sin fondo. Por eso los lideres de los paises mas desarrollados oponen tanta resistencia a incrementar la ayuda. La creencia desmedida en los recursos financieros como clave para la recuperacion de cualquier economia, incluyendo a la rusa, nace del exito que tuvo el Plan Marshal en la reconstruccion de Europa. Sin embargo, ese gigantesco proyecto partia de economias en ruinas pero con sociedades aptas para la produccion y el mercado en la aceptacion occidental, capaces de absorber e incluso crear nuevas tecnologias, como pronto lo demostraron, y liberadas de contradicciones politicas fundamentales. El caso de Rusia es muy distinto. Alli es preciso empezar desde la formacion de una nueva cultura economica, que pasa por la renovacion del espectro tecnologico practicamente entero, la creacion de sistemas y mecanismos, completamente distintos a los de la planificacion central, para el flujo de insumos entre las ramas y empresas de la economia; la construccion de nuevos canales de comercializacion desde los movimientos de mayoreo hasta las ventas al detalle, la integracion de un sistema financiero adecuado a la economia de mercado. Y nada de esto se puede crear de la noche a la manana ni bastan para ello los recursos financieros. En esta perspectiva, Yeltsin es indispensable detener un estallido de violencia interno y para evitar un cambio de timon en la politica exterior rusa, pero no es suficiente. El respiro financiero que le dio Clinton y el apoyo que resuelvan darle los lideres del Grupo de los Siete en su reunion de junio proximo, no bastaran para detener su derrumbe. Lo que necesita Rusia es lo que en el fondo estan buscando los dos bandos del conflicto politico actual: un proyecto cultural, social y economico para la construccion de un sistema propio, que bien puede tener bases comunes con otras economias de mercado, pero que no marchara si se le pretende importar. Pero sobre todo necesita tiempo. A la luz de esta dramatica situacion, no se puede menos que concluir que las potencias industriales del mundo se equivocaron al regatearle su apoyo a un hombre -Gorbachov- que pudo haber conducido a la Union Sovietica ordenada y paulatinamente hacia el mercado y la democracia formal, y que hoy tienen que sostener a otro hombre -Yeltsin- que aun no cuenta con una teoria y un programa viables y consistentes para llevar a Rusia a esas mismas metas. Sin contar, porque la informacion es minima, con las bombas de tiempo que estan activadas en algunas de las restantes republicas de lo que fue la Union Sovietica, como Azerbaijan (Nagorno-Karabaj), Georgia (Abjasia, Osetia del Sur), Checheno-Ingushetia (conflicto con Osetia del Norte), Moldavia (mayoria rumana, separatismo del Dniester), Tadjikistan (conflicto musulman), Uzbequistan (poblacion turca)  Norte), Moldavia (mayoria rumana, separatismo del Dniester), .