GUIA: POLVO PAG.11 SECCION: CULTURA CINTILLO: DIVERSA CABEZA: Polvo de instantes CREDITO: Patricia Morales El tiempo humano no es sucesivo, pareciera que se mueve en espiral; es como si retomaramos cada vez lo mismo pero en otra dimension, ni mejor ni peor, solo distinta. Cada encuentro o experiencia nos sorprenden; siendo ineditos, son tambien algo que buscamos, confusamente repetimos y reconocemos como propio; dependen de los intimos y oscuros procesos del alma, el impredecible azar y la conjuncion de mil voluntades incluyendo la nuestra. El tiempo gramatical del alma es el antefuturo, el del "habra sido". Y es que en el momento en que ocurren no podemos saber que significado o consecuencias tienen, es en el despues, un despues permanentemente actualizado en virtud de nuevos acontecimientos, que podemos descifrar los signos, y encuentros o experiencias del pasado adquieren un nuevo sentido. El encuentro que es verdadero sobrevive, sera capaz de pasar las pruebas mas dificiles y ajustarse a las nuevas circunstancias. Sabremos si una experiencia fue importante por sus efectos, porque nos obliga a ver el mundo de otro modo, cambia nuestra posicion en el. Hay momentos asi, redondos y cabales en que los que algo, de adentro o afuera pero siempre inesperado, viene y abrocha lo ocurrido ayer, lo interpreta con un codigo distinto. Virginia Woolf los llama instantes de ser. Muy pocos son sin embargo los que le dan sentido a toda una vida, no es que vistan con ropaje nuevo a lo esencial, sino que lo sacuden y nos transforman. Momentos que luego reconocemos como definitorios de nuestro destino. Si, somos polvo de instantes, agrega Bachelard, una verdad suspendida entre dos nadas. Es cierto que el inconsciente -la mas recondita habitacion del alma- es atemporal, su verdad respira fuera del tiempo y en el no hay representacion posible de su transito. Sin embargo, ese no tiempo es causa, via el lenguaje, de toda cronologia que medimos con reloj y calendario. Y a su vez porque esta vivo, al inconsciente lo marcan y alientan, en el dejan su huella encuentros y experiencias ciertos, los que provocan cambios, alteran la geografia del alma. Ahi pasado, presente y futuro se confunden en reciproca determinacion. Sabemos que el olvido es un recuerdo que nace muerto porque no tiene consecuencias. Y sabemos tambien que hemos de olvidar, borrar ciertas marcas para poder vivir, ya que memoria y percepcion se excluyen mutuamente -lo dijo Freud. El pasado vivo -diria Rilke- es el que ya se nos volvio sangre y gestos. El verdadero es resonancia en el aqui y ahora de otros encuentros y experiencias. Vivo es el pasado que permanece en su huella; en cada precioso instante vivo a la luz de las condiciones presentes, y vivo igual desde el futuro, porque toma su significado tanto del hoy como de los proyectos a realizar manana. Por eso es posible recomponer al ayer, acaso invulnerable en los hechos como quiere Borges -a quien Nietzsche responderia que no hay hechos, tan solo interpretaciones de los hechos-, pero no en el alma, que es donde realmente se originan, ocurren y tienen importancia. Tambien el futuro esta vivo en el presente. Vivo en la espera, que es hija de la nostalgia, vivo en anhelos y suenos, en el temor y la esperanza que a veces son de lo mismo. Si al ayer lo cambiamos dandole otro significado, tambien podemos construir el manana, ya desde el ahora, con una nueva disposicion ante acontecimientos, encuentros y experiencias. A cada presente le corresponde su propio futuro. A sabiendas o no, cada acto u omision nuestro es su semilla sembrada en el aqui y ahora. Todos parecen estar de acuerdo: lo que tenemos es el minucioso, fugaz instante. Y en el tiempo "lineal" hemos de reconocer ese que, desprendido de la continuidad de habitos y rutinas, de pronto cae vertical y nos sacude. Porque en el, y solo en el, pasado y futuro se conforman, entendemos el ayer y se perfila el destino e vertical y nos sacude. .