GUIA: La, Pagina 23 SECCION: Ciudad CINTILLO: La Pasion (V); participan 4 mil 500 actores CABEZA: La Ultima Cena en Iztapalapa CREDITO: Francisco Mejia Antes de iniciar la Ultima Cena, Cristo el de Iztapalapa -estudiante y abarrotero en su vida cotidiana-, camino por los ocho barrios de la jurisdiccion, convertida por esta vez en Jerusalem. Se fue por el asfalto con sus doce apostoles, virgenes, lenadores, nazarenos, judios y romanos. En total 4 mil 500 actores. El pueblo que vio la procesion guardo silencio a su paso. Clavo sus ojos en el Mesias como queriendo llenarse de la pureza del Senor y asi lo siguio hasta que dejo de verse. Posteriormente, hasta que paso la ultima unidad de la SGPyV -la 06102- que cerraba la procesion, levantaron su silla, cerraron su paraguas, acomodaron en una bolsa las viandas que les sobraron, y se fueron. ¨Que vio Jesus en su lento caminar por las modernas calles de Jerusalem? Arriba de su cabeza decenas de cables de alta tension y de telefonos, edificios, casas recien pintaditas, perros, pero sobre todo un pueblo creyente a mas no poder. La devocion parecia ser su fin, su razon de ser, su aire que les da vida. Pero antes de que el Redentor hiciera acto de presencia ese pueblo fervoroso departio a sus anchas y de vez en vez atisbaba hacia el horizonte y con jubilo gritaba "­ah? viene, ahi viene!". Incredulos los que escuchaban se movian de sus sitios y observaban. Al comprobar que en efecto, la comitiva se acercaba, le iban bajando volumen a sus risas y parloteo y entraban en una especie de misticismo, que era condicion suprema para ver lo que querian ver. La modernidad de nuestro fin de siglo no fue impedimento para que los creyentes elevaran sus plegarias al cielo, para que se prendieran de la mirada del Cristo, para que se enamoraran de la Virgen Maria, para que hablaran pestes de los romanos. -Esos pinches romanos, si hasta parecen granaderos; decian al paso de ellos. Recorrieron las calles de Comonfort, Aztecas, Cuauhtemoc, Hidalgo. Los vecinos desde sus balcones intentaron captar el momento con sus camaras instantaneas, con sus camaras de video. Solo se escuchaba el clik, clik, clik. Alguien grito. -Si hasta parece que va llorando ­le tomaste la foto, le tomaste la foto! Vestido de negro, Luzbel avanza lanzando rayos por los ojos. Su vestimenta toda es repelente a la mirada de los creyentes, el sabe que asi es y se torna agresivo. Si por el fuera firmaria un cheque en blanco para que el infierno existiera. Insolito, pero los perros ladraron a su paso. -Ten cuidado con los huaraches de piel no se vayan a abollar, le dice un nazareno a otro. Ambos van descalzos. Estos, sin quejarse pues es "su manda", su penitencia es una caminan desclazos unos, y otros pese a que van con huaraches, cojean apoyandose en un palo envuelto en listones de colores. ¨En que radica la devocion de la gente? En el momento supremo que es la presencia de Cristo. Lo demas es pic nic, destrampe organizado, reunion de familia, comunicacion vecinal, pero tambien oportunidad para encontrarse con su amor a Cristo, que es lo contrario al ego, segun les receto en su homilia el parroco del Santuario del Senor de la Cuevita. La devocion no se explica con palabras, sino que se siente y asoma por los ojos de los que creen. Es su fe milenaria que los signa desde que nacen hasta que mueren. Parado en el atrio de ese Santuario, Barrabas seguro de si, pues saba que hoy sera liberado a cambio de la crucifixion de Cristo, explica las caracteristicas de su ropaje. Grandote, fornido, con una incipiente barba, escurre su mirada por su traje de piel color cafe y afirma. - Estos zapatos los hice con piel de perro, trasquilamos a unos perritos chinitos. Se va y tres nazarenos que no tienen nada de devotos se pitorrean de los perritos, de Barrabas y hasta de la procesion. - Estan perrones sus zapatos ¨no?, ¨que a poco vamos a seguir caminando como camellos?, le dice uno a los demas. El toque noble, que tambien es fervor terrenal, lo ponen a su manera las damas de Poncio Pilato. Vestidas de blanco, sus faldones que les llegaban arriba de los tobillos, tenian dos aberturas que dejaban ver el infinito, sus bien torneadas piernas. Los rostros de ellas eran como cromos extraidos de un calendario a todo lujo. Despues del recorrido por los ocho barrios, todos los personajes arriban a la explanada Cuitlahuac. Ahi un romano (a) Felipe Olvera Hernandez, con 35 anos en el oficio declaro. -Me siento orgulloso que Dios me dio otro ano mas de vida ­y seguire saliendo de romano hasta que muera! Su rostro no es de este mundo. Sus ojos expulsan un pasado que le es satisfactorio. Se agarra con su mano derecha los estoperoles de su traje de cuero, ve su bandera romana que lleva en la otra mano y expulsa un suspiro, "­son 35 anos!", ratifica. Cuando los personajes llegaron a la plaza, esta ya estaba ocupada por las fuerzas del orden y por el consorcio privado Televisa. Afuera del cerco policiaco un pueblo lleno de esperanza y algarabia inentaba de vez en cuando dar un paso u otro mas, para estar mas cerca de sus personajes queridos. Los integrantes de la banda de musica de Santa Maria Nativitas Texcoco, descansaban despues de haber tocado 42 veces "pedacitos de marchas". Sentados en la explanada los nazarenos descansaban despues de su larga marcha, a su lado un cirio encendido y decenas de socorristas de la Cruz Roja los auxiliaban en sus pies heridos. -­Hagase senor tu voluntad..! Sentados en el orden acostumbrado, tal y como lo testimonia el fresco pintado por Leonardo Da Vinci, Cristo reparte la comida que es la Ultima Cena, esta consistio en arroz, pollo y vino que se supone estaba consagrado, lo que no violo la ley seca que se impuso ayer en Jerusalem, es decir en Iztapalapa. Sin decir agua va, Cristo se levanta sin probar bocado y pasa revista a sus acompanantes. Les toca, los observa, eleva la mirada al cielo, musita algo entre labios. Todos son tocados por el Senor. -Rabi ¨acaso me cabe a mi esa desgracia?; inquiere uno de los apostoles, despues de que el Mesias declara que sera traicionado... - El que meta la mano en el plato ese me va a entregar... mas le valiera no haber nacido... - Soy yo por ventura maestro, pregunta un Judas tratando de esquivar su papel historico. -­Tu lo has dicho!, contesta un Cristo casi liquidado. -­Soy un miserable, soy un miserable!, grita el traidor aventando los panes que hay junto de el. Baja y se pierde entre el populacho. -­Soy un apocrifo!, ­­miserable!!, grita, corre y su voz ya no es captada por el canal de las estrellas. Al final vino lo demas. El beso de Judas, la llegada de los romanos, la aprehension de Cristo. Y fue juzgado, sin que el pueblo hiciera algo para defenderlo. Es la fe que se tiene de los romanos .