seccion inf. gral guia: L8JUAN Pag. 1-1 balazo: La nacion y el mundo cabeza: El (curioso) homenajeespanol a Juan III credito:Juan Maria Alponte La portada del ABC del 5 de abril de 1993, dia lunes, esta dedicada, con noble retrato, a Felipe Gonzalez Marquez, quien ha tenido, en el mismo periodico de Madrid, en los ultimos meses, duras criticas. En esa portada, en esa primera pagina, aparece este texto: "Tras cuarenta anos de regi- men autoritario, durante los cuales el Conde de Barcelona fue sometido a una mezquina campana de calumnias y silencios, el lider del PSOE (Partido Socialista Obrero Espanol), elegido democraticamente por el pueblo espanol presidente del Gobierno, ha reconocido, en un admirable decreto, de acuerdo con el rey y aprobado por unanimidad por el Consejo de Ministros, el lugar que corresponde a don Juan de Borbon en la historia. Ese decreto y los actos organizados con motivo del fallecimiento de Juan III, rodeados de calor popular, suponen para la Monarquia Constitucional un gran servicio, que es de justicia aplaudir en su responsable final en el Ejecutivo: Felipe Gonzalez". Tales son las palabras, tales son los hechos. El decreto se refiere al entierro del conde de Barcelona, hijo de Alfonso XIII, que abandonara Espana al proclamarse la Republica en 1931, y padre de Juan Carlos de Borbon y Borbon, con los honores de rey, es decir, como si hubiera reinado, como si en el viejo caballero de 80 anos hubiese sido, finalmente, Juan III de Espana. En la memorable novela que es la existencia -extrana y contraria a las "leyes irreversibles de la historia" con cuya frase se cego y cerceno la ingravida y deslumbrante incidencia del hombre sobre el tiempo y el espacio- la muerte de Juan de Borbon, conde de Barcelona, ha conmovido Espana y, por transferencia, fronteras mas lejanas o proposiciones personales mas hostiles. En la aldea- mundo contemporanea la sangre arterial de los medios de comunicacion transita por nuestro cuerpo, y nuestra memoria, como parte esencial de lo cotidiano. Hijo de un rey que viera emerger, pacificamente una Republica, Juan de Borbon desde ahora Juan III, tenia todo contra si. Sin embargo, en la pasmosa maravilla dramatica que es lo real, pudo ver, entre sus hermanos, el paradigma de la desdicha. En efecto, entre los varones que descendian de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, una princesa inglesa, solo Juan de Borbon seria sano de cuerpo. Dos de sus hermanos, Alfonso Gonzalo heredarian, por via materna, una enfermedad terrible: la hemofilia. Otro, Jaime, seria sordomudo; uno mas nacio muerto. Hubo dos princesas. La renuncia a sus derechos dinasticos de Alfonso, el primogenito, y de Jaime, el segundo, colocarian a Juan de Borbon ante un proceso dinastico que parecia imposible. En principio, como es evidente, porque una serie de circunstancias concretas (dos hermanos varones antes que el) parecian alejarle de toda posibilidad dinastica. En segundo lugar porque la Guerra Civil espanola coloco en el poder, como dimension absoluta de la personalizacion del regimen surgido de la contienda civil (me resisto por razones personales y humanas, culturales y eticas a retomar el nombre de "Cruzada" con que se definio, por la Iglesia, los tres anos del fratricidio) a un hombre que no estaba dispuesto ni a dejarlo ni a dividirlo: Francisco Paulino Hermenegildo Teodulo Franco Bahamonde. Al producirse la contienda, es decir, la rebelion contra la Republica espanola, Juan de Borbon, que entonces tenia 23 anos y habia terminado su carrera de marino de guerra en la Armada Real de Inglaterra, entro en Espana, bajo el nombre de Juan Lopez, para servir como voluntario en el ejercito de la rebelion. Su presencia en Espana duro una jornada. Hasta que se supo su presencia y Franco ordeno que se le pusiera en la frontera. El general que iniciaba la guerra civil, y la haria larga, porque solo asi se podia asentar un verdadero poder sobre cataclismo, no queria testigos augustos que tuvieran, al final, algo que decir. Aquel joven marino, de gran estatura y con nombre instalado en la memoria espanola, con lo bueno y lo malo, pero siendo parte de ella, no era, obviamente, un democrata de placenta. Diriase, en justicia, que poco tenia que ver con una proposicion de ese tipo en una Europa desgarrada ya por los movimientos totalitarios y la incapacidad de las democracias europeas para reaccionar, de una parte, en favor de la republica espanola y, de la otra, en pro de una reflexion critica que hubiera implicado la comprension de que las concesiones a Hitler, en 1938, con el Pacto de Munich, no liquidarian, en modo alguno, el expansionismo nazi. El 26 de agosto de 1939 (la guerra civil espanola habia terminado el 1 de abril de aquel mismo ano como antecedente y prueba) el Pacto de No Agresion entre Hitler y Stalin revelo, de manera rotunda y terrible, que se iba ya hacia la Segunda Guerra Mundial. Los generales alemanes, contrarios a la guerra en dos frentes, habian sido derrotados por el pacto firmado en Moscu, en aquella fecha impresionante, entre Von Ribbentrop y Molotov. Este ultimo, nombrado ministro de Relaciones de la URSS, reemplazaria a Litvinov. Litvinov era judio y, destituido, creia Stalin, seria mas facil llegar a un acuerdo con Hitler. Asi fue. El acuerdo se firmo en aquella fecha y supuso que Polonia fuese invadida y repartida, como los paises balticos ya independientes desde 1918, por los dos paises: por la Alemania nazi y la URSS staliniana. No se podia pensar, pues, que el joven Juan de Borbon, por mucho que ahora nos congraciasemos con los elogios tradicionales a los muertos, fuese un bastion democrata. Pero en unos anos mas, desterrado de Espana, exiliado definitivamente en Estoril, en Villa Giralda, donde yo le conoci de la mano de su secretario aulico, don Pedro Sainz Rodriguez, comenzo a encarnar, progresivamente, la alternativa liberal y constitucional frente al poder franquista. En los anos siguientes, a medida que su madurez cristalizaba una personalidad nueva -porque esa ideacion de que los hombres son una sola biografia y para siempre conforme el dogmatismo y sectarismo totalitario- don Juan de Borbon se transformo en el polo antitetico a Franco y sus encuentros, penosos y dificiles, duros de pelar y de vivir, constituyeron un permanente marco de tension entre dos hombres que fueron afianzando, con el tiempo, dos concepciones completamente distintas de Espana y de su futuro. Asi, progresivamente, no de un dia para otro, sino como resultado de una realidad ascendente, Villa Giralda, la casa de don Juan de Estoril (Portugal) termino convirtiendose en punto de aterrizaje de las oposiciones que comenzaron a pensar en don Juan como una alternativa al franquismo o, como dijera el Viejo Profesor, Enrique Tierno Galvan (de quien tengo largo correo en mi archivo) como la "salida" a la situacion. No era una frase amable; era el reconocimiento, nada facil para muchas personas respetables y dignas, de que la "salida" al regimen franquista convertiria, a la monarquia con el tiempo, en la unica o en la mas hacedera puerta de comunicacion con el futuro.