GUIA: DUERMEN SECCION: Cultura Pag. 9 BALAZO: DIVERSA CABEZA: Antinoo: Los que duermen CREDITO: Daniel E. Herrendorf Adriano pacifico un imperio que si algo no necesitaba era paz. Los romanos son perros de caza; se parecen a esos animales cebados que han probado alguna vez la sangre tibia de un lebrel adolescente. El viento con olor venado los enloquece: ya no recobraran la tranquilidad. Son esclavos de ese deseo imperturbable, ese antiguo sabor es lo unico que los enciende y los hiere. Que los puede. Los romanos estaban por debajo de su libertad. Listos acomodados para conducir todos los detalles de la decadencia. No eran estas las epocas de las conquistas que enriquecieron a Roma con metales y vanidad. Tambien los griegos se rieron de si mismos aplaudiendo las satiras de Aristofanes. Cuando Demostenes declaro, despavorido, que Filipo de Macedonia terminaria con la razon helenica. Atenas lanzo una carcajada. Filipo se la hizo tragar y entro en Grecia como entra un taimado a una taberna para escoger a la mas bella. Trajano habia visto con claridad las ruinas romanas: las presintio en medio de la fiebre y la pulsion. Se arrojo sobre su destino como queriendo atraparlo, pero no. Si hubiera tenido el coraje repugnante de Neron hubiese reproducido el incendio de Roma. No solo las de Roma; no solo las de Adriano; tambien mis noches pudieron ser horrorosas. La felicidad era finalmente un juego de casualidades. Algunas palabras pronunciadas a tiempo, una puesta de sol hecha de acordes y una extrana sensacion de saciedad, de haber cumplido con todos los requisitos de este dia. Esa alianza de pequeneces, casi de rasgos, podia conducirme a los mas lejanos parajes de la dicha. Eran suenos. ¨Deseos de un espiritu que estaba deshaciendose? He lamentado mucho haber percibido que esa magia es tan fragil como un hombre que duerme. Pero cuando toda la dicha se esfumaba, como fue esfumandose la ninez, me quedaba solo con la oscuridad y con las vastas noches, inquietas noches en que la presencia de mi madre me asombraba hasta el dolor. ¨Como advertia esa mujer tan intima que yo estaba en el infierno? Cada anochecer anunciaba ese desconsuelo que, con el lento movimiento de la luna, me llenaria primero de espanto, despues de terror, finalmente de una pesada resignacion. Dormir era entonces un trabajo ilustre, una dedicacion a la que me entregaba con panico, con escandalo. Atrapado en el laberinto del letargo ya no sabia nada de mi mismo hasta la manana en que agradecia y maldecia despertar. Inaugurar otro dia tambien era un desacierto: las mananas de un desdichado se parecen a un tormento que nunca termina por comenzar del todo. Es cierto: en esas epocas de soledad la felicidad era una alquimia dificil. La vida me parecia ligeramente incomoda y la presencia de cualquier obligacion inhibia todos mis sentidos. La soledad multiplica mis cobardias; y un hombre puede simular muchas cosas, menos que no es cobarde. ¨Cuando se quebro la distancia que me unia y me separaba del sosiego? ¨En esa tarde poblada de cenizas en que supe, por los grises del crepusculo, que el amor se transformaba en quietud, la pasion en amistad, la exaltacion en madurez? ¨En esa noche junto al Rhin, bajo una lluvia inhospita, en que todas las valentias me parecieron y fueron absurdas? Acaso un gesto, una mueca desprevenida del emperador fue el origen de toda la tragedia que me asolo despues. La infelicidad es un azar; atribuirle grandes causas es un vicio demasiado griego. Un dia cualquiera, en un sitio insignificante, por un motivo impensable, toda tu vida se parece al mugriento atado de un mendigo que fue juntando desperdicios para sobrevivir a la peste. Ese dia todo sera humillante porque el mundo confiensa con ansiedad su bochorno de trampas. Hoy me duele la vida en todo el cuerpo todo sera humilla .