\SEPT2\ Patrimonio Artistico Universitario El muralismo mexicano, un encuentro entre antagonismos historicos y mitos Sincretismo y epopeya: expresiones pictoricas de Fernando Leal en los muros del Antiguo Colegio de San Ildefonso El muralismo mexicano, desde su genesis, se distinguio por hacer del arte una manifestacion publica en donde la pintura era el punto de encuentro entre los antagonismos historicos y los mitos, las ideologias y los suenos. La Conquista, la Independencia y la Revolucion fueron los motivos principales que inspiraron a los jovenes artistas de aquella epoca para realizar, bajo el mecenazgo de Jose Vasconcelos, las primicias de ese movimiento. Entre 1922 y 1924, pintores como Jean Charlot, Ramon Alva de la Canal, Fermin Revueltas y Fernando Leal, amen de los tres grandes: Diego Rivera, Jose Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, plasman en los muros del Antiguo Colegio de San Ildefonso escenas propias de las gestas nacionales, asi como los ritos y festejos del sentir popular. Fernando Leal es, despues de Orozco, quien mayor numero de metros cuadrados pinto en este inmueble universitario. Su obra se encuentra ubicada en el descanso de la escalera del acceso al segundo nivel y en el vestibulo del Anfiteatro Simon Bolivar. En el primero desarrollo, al encausto, La fiesta del Senor de Chalma, mientras que en el segundo represento, al fresco, la vida y muerte de Simon Bolivar, junto a los seis principales protagonistas de la Independencia de America: Francisco de Miranda, Jose de Artigas, Francisco Morazan, Jose Maria Morelos y Jean Alexandre Sales Petion. En La fiesta del Senor de Chalma, Fernando Leal retrato una de las festividades m s tradicionales de Mexico. Alli es patente la vinculacion que se dio entre la cultura indigena y la espanola desde los tiempos de la Conquista, y que se reflejo de manera clara en el aspecto religioso. Es evidente que el artista fue un buen observador de los festejos populares mexicanos, en donde los elementos paganos conviven sin contradiccion aparente con la ortodoxia catolica. Seguramente por ello Leal pinto la union entre el rito y la fiesta en un escenario compartido, en el cual cruces y estandarte se mezclan con im genes de santos y m scaras, tocados indigenas y danzas autoctonas, para dar vida al sincretismo popular que mantiene vigente la tradicion popular del pais. Para Fernando Leal sus personajes tenian que mostrar monumentalidad o cierto enfasis en sus tipos raciales; esto lo logro mediante el estudio de diversos grupos etnicos e, incluso, de algunos modelos que utilizo para pintar obras de caballete. Al emprender este trabajo, el pintor tenia una idea clara de lo que realmente queria: en su contexto, el mural debia simbolizar la persistencia de la idolatria indigena entre los ritos catolicos, y llegar a ser, de ese modo, una extension del mural de Jean Charlot cuyo tema fue la masacre del Templo Mayor de la antigua Tenochtitl n. En la parte izquierda de la obra aparece el Cristo Negro, patron de la festividad, rodeado de arreglos florales y de cirios encendidos; a su lado, un cura regordete de actitud impasible preside a un grupo de mujeres piadosas. El espacio central esta formado por campesinos, musicos y ninas ofrendantes. Rematan el cuadro tres danzantes envueltos en listones de colores, con matracas, penachos y mascaras. Gran colorido y dinamismo se suman a la composicion, con el proposito de complementar esta expresion pictorica. Por lo que respecta a los nueve tableros que conforman La epopeya bolivariana, fueron trabajados de manera paulatina por Fernando Leal; distintos problemas administrativos y financieros prolongaron su realizacion por espacio de 12 anos. Entre 1930 y 1933 inicio el tema con el tablero central que representa al Libertador en la campana de Junin; de ahi se paso a los seis paneles laterales que, como ya se menciono, representan a seis de los personajes que antecedieron o continuaron los ideales de libertad de Simon Bolivar. De 1938 a 1942 retoma el pincel para pintar, en los muros del fondo, la ninez y la muerte del procer latinoamericano, de los cuales este ultimo quedaria inconcluso en su parte inferior. Por otra parte, es un tanto raro observar en la obra un estilo de car cter decimononico, mas aun si tomamos en cuenta las vanguardias de la epoca en donde el fauvismo, el expresionismo, el cubismo u otras tendencias pictoricas ya habian hecho presas a nuestros mas brillantes artistas. Es claro que en sus elementos este mural nos remite a la pintura de vivos colores que se empleo durante el siglo XIX, en la cual se solia ensalzar a los heroes y sus hazanas. En el tablero central aparece Bolivar con la diestra levantada y montado en un brioso caballo blanco dirigiendo el combate. La escena tiene una gran semejanza con la tela del pintor frances Juan Antonio Gros, en donde se inmortalizo a Napoleon Bonaparte en el campo de batalla de Eylau. Espanoles, criollos, mulatos e indios se enfrascan en una lucha sin cuartel, la que, pese a todo, no refleja un aspecto sangriento, sino mas bien heroico. Las numerosas lanzas sugieren al espectador que, tras el primer plano, se encuentra un buen contigente de combatientes. En la parte superior, a modo de alegoria, se aprecian cinco figuras femeninas de rasgos americanos, entrelazadas por mantos de colores. Finalmente, un joven de apariencia corpulenta protege con su escudo al Libertador. En el panel que Leal dedico a la infancia de Bolivar, la imagen se desarrolla en tres planos: en el primero se ve a la libertad de America, idealizada como una indigena desnuda, encadenada por un conquistador espanol con armadura del siglo XVI; en el segundo es Bolivar nino quien aparece entre los brazos de una mujer de raza negra, y en el ultimo de estos se distingue a un capataz espanol entre un grupo de cafetaleros en plena faena. Toda la configuracion est ambientada por una exuberante y tropical vegetacion. En la escena donde se represento su muerte en Santa Marta, Bolivar yace bajo el amparo de la bandera de Venezuela y se encuentra envuelto en sabanas blancas; lo rodean diversos personajes cabizbajos; en esta ocasion la libertad es ultrajada y pisoteada por un soldado yanqui. Es evidente en esta seccion del mural el corte antimperialista que le imprimio el autor. En los seis paneles que complementan La epopeya bolivariana, Leal realizo retratos historicos congruentes con sus composiciones mayores. En todos ellos tambien se aprecia una figura femenina que le da un sentido alegorico o proteccionista a la imagen, independientemente del colorido y la grandilocuencia de la expresion. Fernando Leal nacio en Aguascalientes, en 1900; estudio pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Escuela de Pintura al Aire Libre de Coyoacan. Fue discipulo de Alfredo Ramos Martinez. En la escuela de Coyoacan trabajo como director durante siete anos. Fue miembro fundador del grupo 30-30, el cual publicaba una revista de oposicion a la ideologia academicista del arte. En 1952 se le nombro director gubernamental de cultura, y en 1959 encabezo una campana en defensa de los derechos de los artistas. Murio en la ciudad de Mexico en 1964. El Patronato Universitario, mediante la Direccion General del Patrimonio y su Departamento de Bienes Artisticos y Culturales, presenta a la comunidad universitaria y al publico en general estos testimonios del arranque del muralismo mexicano que se encuentran ubicados en instalaciones de la UNAM. Luis Roberto Torres Escalona 09/02/9309/02/93 .